Cuando Norberto F. vio a la pareja bien vestida avanzar en dirección a él por calle Agrelo, nunca pensó que eran dos ladrones que en pocos minutos iban a robarle 900 dólares y algo más de mil pesos de su casa, donde estuvieron unos 15 minutos que para él parecieron eternos. Sin embargo, eso sucedió la noche del miércoles en el barrio Alberdi y tanto Norberto como su mujer, Liliana S., aún no salen del asombro. "Por suerte no había mucho dinero en casa. Es que hace dos años nos desvalijaron y fue difícil en este tiempo reponer las cosas", contó el matrimonio de clase media que vive desde hace varios años en el barrio.
Todo se desencadenó cerca de las 21.30 de anteayer cuando Norberto volvía de su trabajo y encaró hacia el portón de su chalet de Agrelo al 1400 para guardar el auto familiar, un Tiida compacto. El hombre observó a la pareja que caminaba por la vereda de su cuadra y, según cuenta, "no me llamó la atención, estaban bien vestidos". Ante eso estacionó y al bajar del vehículo para cerrar el portón notó que la pareja se le acercaba: "Pensé que me iban a hacer alguna pregunta pero no, me encañonaron con un arma y entonces me di cuenta de que ya era tarde", contó.
Los maleantes le preguntaron quién estaba dentro de la casa y con quiénes vivía. Y Norberto les contestó que adentro estaba su mujer. "Decile que abra", le ordenaron. Su esposa estaba en el comedor esperándolo como todas las noches a la vuelta de su trabajo.
Ruidos extraños. "Cuando escuché que estacionó el auto en el garaje me pareció raro que no entrara. Entonces escuché que Norberto golpeó a la puerta y por su voz me di cuenta de que algo pasaba. «Abrime, no pasa nada», me dijo. Pero escuché unos murmullos detrás de su voz y por el tono que tenía dudé. Apenas entorné la puerta para que entrara mi marido me empujaron y esa parejita entró a robar", recordó Liliana ayer a la tarde a La Capital.
Una vez dentro de la casa y después de revisar el comedor, los ladrones se dirigieron a la habitación del matrimonio. "El muchacho era alto, morocho y estaba bien vestido, con un jean y una remera. La chica igual. Es rubia y tenía puesta ropa gris al tono, no parecían ladrones", expresó Liliana.
"Nos decían que manejaban información y que teníamos guardados 70 mil pesos, pero nada de eso era verdad. De casualidad que teníamos la plata para las vacaciones", contó el matrimonio.
Los ladrones estuvieron unos 15 minutos en el lugar. "Yo quería que se fueran. Les dije que no tenía plata pero que si querían los acompañaba hasta el cajero automático, ahí tengo unos pesos y se los daba sin problemas", contó Norberto. Pero los intrusos no buscaban complicaciones ni demasiados trámites. "Nos pedían plata y más plata. El muchacho apuntaba con el revólver a todos lados y parecía muy nervioso. Es más, mi marido lo tranquilizaba y le decía que si no se serenaba no iba a poder darle el dinero que buscaba", comentó Liliana
Al entrar a la habitación intentaron maniatar al jefe del hogar con un saco de hilo de su mujer, pero Norberto le dijo al ladrón que si lo ataba no le iba a poder indicar dónde estaba el dinero. "Yo tenía un poco de cambio chico en dólares, cerca de 900. Pero parecía más por que eran billetes de 5, 10 y hasta de un dólar, con lo que parecían muchos, pero era poco dinero", contó el hombre.
El dinero estaba en un sobre y, según contó la víctima, "el muchacho agarró muchos sobres y los rompió buscando esa plata. Por otro lado mi mujer tenía entre unos impuestos a pagar unos mil pesos y 300 más arriba de la mesita de luz. Agarraron todo y seguían buscando", dijo el dueño de casa.
Ella daba órdenes. En tanto, y mientras el ladrón les pedía que desconectase las alarmas, el teléfono inalámbrico y que callaran al perro que ladraba como alerta, la mujer que lo acompañaba revisaba la casa. "Abrió el placard y cargó en una cartera mía todos los perfumes y después me preguntó donde había más plata. La chica estaba muy tranquila pero el muchacho parecía sacado aunque no estaba como drogado, simplemente era el que estaba más exaltado de los dos", contó Liliana.
La pareja de intrusos puso en escena el juego del malo y la buena durante todo ese tiempo. "No nos pegaron ni nada por el estilo, sólo a mi marido le pusieron la pistola en la oreja. El muchacho nos decía que no querían líos y que nos callemos. Cuando Norberto les dio los dólares les brillaron los ojitos, la chica los vio pero no los contó y le dijo al otro que con eso ya estaba, que ya se podían ir", recordó Liliana.
Al retirarse de la vivienda , los ladrones intentaron encerrar al matrimonio en el dormitorio, pero Norberto les explicó que la puerta de la habitación no tenía llave. "Entonces encararon para la puerta del frente y se llevaron las llaves de la casa. Pero salieron rápido y ni se acordaron de cerrar. Por suerte se fueron", dijo Liliana, para quien el robo fue un gran susto.