Tan dividido como fue el debate oral por el caso, el tribunal que juzgó a Elías Gómez por el crimen de su padre emitió un fallo partido en dos. Por decisión de la mayoría, el joven fue condenado a 16 años de prisión por un homicidio al que no se aplicó el agravante del vínculo, lo que evitó la prisión perpetua. En disidencia, el tercer magistrado votó por la absolución al concluir que no está claro si el muchacho fue consciente de su acto al atacar a su padre a machetazos, en agosto de 2014. La discusión seguirá en la Cámara Penal, adonde irán en apelación las dos partes en pugna.
La sentencia se leyó en una sala desbordada de público, con la singularidad de que los familiares de víctima e imputado eran los mismos. Todos se retiraron consternados, aunque decididos a seguir dando pelea por la absolución de Elías. "La mayor carga la lleva él en su corazón. Siente una culpa enorme", dijo su hermano David.
En el cierre de un juicio oral reñido, el veredicto fue leído por el presidente del tribunal, Gustavo Pérez de Urrechu. Por mayoría, sus pares Mónica Lamperti y Juan Carlos Curto le impusieron 16 años de prisión al joven de 22 años. Estaba acusado de homicidio calificado por el vínculo, un delito que se pena con perpetua. Sin embargo los jueces lo condenaron por un homicidio sin otros agravantes. La razón del cambio de calificación se conocerá con los fundamentos escritos del fallo, a divulgarse en los próximos días.
Principio de la duda. Para diferenciarse, Pérez de Urrechu no sólo anunció su voto en disidencia sino que, contra lo usual, lo leyó completo. Absolvió "por estricta aplicación" del principio de la duda al acusado. Esa era una variante reclamada por la defensa, que pidió la absolución por inimputabilidad o al menos por falta de certeza sobre si el joven fue consciente de su acto. En soledad, el juez planteó la libertad de Gómez y la intervención de una Defensoría Civil que resguarde su integridad, ya que pasó por dos intentos de suicidio.
Tras la lectura de la parte resolutiva, Elías Gómez se hundió en un abrazo con sus defensores. Mientras tanto, la gente iba asombrada y cuestionando el sentido de la pena.
El crimen. Elías Gómez mató a su padre alrededor de la 0.30 del 22 de agosto de 2014 en la casa que compartían en Suárez y Bouchard. Lo atacó de manera súbita con un machete que la víctima guardaba junto a la cama y le asestó más de treinta golpes. El hombre, de 47 años, trabajaba como empelado en un club náutico. Ambos vivían juntos desde que el chico tenía 14 años, cuando sus padres se separaron y sus hermanos se fueron de la casa.
Tras el ataque fue a la vivienda de un amigo y a la mañana siguiente se entregó. Dijo que cometió el ataque tras años de "sufrir tormentos de un padre tirano y violento". Para la Fiscalía, que pidió la pena máxima, el joven "no toleraba los límites", fue consciente de su acto e inventó una trama de violencia familiar para beneficiarse. "Seguramente los jueces encontraron atenuantes de la culpabilidad", evaluó el fiscal Adrián Spelta, quien insistirá con su reclamo de perpetua.
En base a pericias psiquiátricas según las cuales el joven sufrió una fuerte emotividad, por la cual pudo no comprender lo que hacía, el defensor regional Gustavo Franceschetti y la defensora pública Maricel Palais señalaron que sufrió un "tastorno mental momentáneo". Remarcaron que vivió bajo el dominio de un padre "arbitrario, imprevisible y adicto" al alcohol y la marihuana y eso determinó un pasaje al acto homicida. "No estamos conformes con el fallo. Si bien refleja las dificultades del caso, uno de los jueces absuelve por la duda y es uno de los argumentos que vamos a llevar a la Cámara Penal", dijo Franceschetti, y aclaró que si bien el joven acusado tenía otra expectativa, cuenta con asistencia psicológica del Ministerio de Salud.