Suena el despertador y empieza la carrera. Las agendas se imponen y las 24 horas del día nunca alcanzan para una perfomance exitosa. El vértigo se apodera de todos y la ansiedad de transforma en la protagonista de cada jornada. Lo bueno es que hay una salida salvadora que llega con la promesa de solucionarlo todo: el dispositivo móvil. Pero, ¿qué sucede cuando se te termina la batería del celular? Como retrato de esta tragedia urbana se presenta “Lo quiero ya”, una obra musical que se define como una comedia ansiosa y que bajo la dirección de Federico Piazza se presenta este viernes 29 y sábado 30, a las 21, en el teatro La Comedia (Mitre 958).
La comedia musical escrita por Marcelo Caballero y Martín Goldber, con letra y música de Juan Pablo Schapira tiene presencia nacional y se presenta este fin de semana en la ciudad con su compañía local conformada por los actores y actrices Hernán Olazagoitia, Josefina Pire, Matías Morosin, Lucia Dethier, Lucía Ordoñez, Gina Paturzo, Santiago Banegas, Lucía Lagos, Germán Basta, Laura Mendez, Lucas Zaldivar y Victoria Picech. Además, hay cuatro músicos en escena que tocan en vivo a lo largo de toda la obra. Se trata de Diego García (piano), Agustín Galante (bajo), Alexis Vitantonio (guitarra) y Facundo Mattia (batería).
“Cualquier similitud con la realidad no es pura coincidencia”, aclaran sus hacedores, y adelantan que este espectáculo de humor invitará a los espectadores a un cara a cara con sus vertiginosas vidas presentes.
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Federico Piazza tuvo a su cargo la dirección de la obra.
Leonardo Vincenti
La obra transcurre en una jornada en la cual once personas se disponen a la carrera cotidiana de alcanzar el éxito anhelado. Con vidas diferentes, pero con el mismo objetivo entre cejas: “cumplir con todo”, y con un recurso en común, una aplicación que los guía y asesora para que esto suceda.
“Se trata de once personajes que tienen en común el uso de una aplicación en su celular que los va ayudando a cumplir sus objetivos, tanto en lo profesional como en sus vidas privadas. Esta aplicación es una especie de coaching que está representada por uno de los actores, y los once personajes recurren a él cuando atraviesan situaciones conflictivas, lo que da lugar a situaciones muy graciosas”, explica Lucía Lagos, una de las actrices integrantes del elenco.
La actriz cuenta a Escenario que antes de sumarse al reparto disfrutó de la obra como espectadora. Ahora personifica sobre las tablas a una modelo que se juega en todo por su imagen y lo que se ve de ella en las redes sociales, un combo de alto nivel de presión y autoexigencia. “Es imposible no sentirse identificado con lo que les pasa a estos personajes. Te podés sentir identificado con uno o con todos”, dice Lagos, y agrega que lo interesante de la obra es que desde el humor se abordan temas muy actuales y que a la vez se invita al espectador a reflexionar sobre cómo están viviendo el tiempo presente.
Entre los personajes que ofrece la comedia se encuentran Inés, una estudiante de psicología que trabaja todo el día para poder estudiar, y estudia para terminar reprobando, un caso ilustrativo de círculo vicioso. Ana, por su parte, tiene algunos problemas amorosos por resolver, lo que le genera algunos cambios de humor pero nada que no se pueda solucionar con una buena meditación.
El personaje de Giselle puede definirse como toda la intensidad del mundo en una sola persona. Trabaja en un peaje donde espera cada día que algo suceda y cambie su rumbo, como por ejemplo encontrar al amor de su vida. Y qué decir de Kevin, que tiene un sueño, pero trabaja todo el día de otra cosa para poder cumplirlo. Alejandro en cambio tiene todo lo que quiere, una vida holgada, una novia que lo ama y tiempo para entrenar. La sospecha es inevitable: ¿será que es tan feliz como parece?
Además de historias como estas, la música en vivo también es protagonista sobre el escenario. Los géneros musicales se ofrecen como un mix de rock, pop y otros estilos, en la medida que acompañan a cada personaje y los retos que cada uno debe afrontar sobre las tablas.
El público se encontrará cara a cara con las exigencias de su propia vida cotidiana. Ser un profesional exitoso, tener una vida social activa, aceptar las presiones mansamente y atarse a los dispositivos con la promesa de encontrar la receta de la felicidad. “Lo quiero ya” se presenta como una caricatura de la vida real, donde los sentimientos de agobio y frustración se exponen sobre las tablas en clave de humor, aunque no se priva de dejar algunos interrogantes. ¿Hasta qué punto esa búsqueda desenfrenada de éxito conduce a la felicidad? ¿Será posible un buen final?