“Las mil y una noches”, el musical que evoca los cuentos milenarios
ambientados en Oriente, acercaron a Claudia Lapacó un personaje que, según contó a La Capital, le
permitió reencontrarse con la música. La obra de Pepe Cibrián Campoy y Angel Mahler narra la
historia de amor del sultán Solimán y Scherezade. Está protagonizada por Juan Rodó y treinta
artistas y se presenta hoy y mañana, a las 21, en el teatro Broadway, San Lorenzo 1223.
—¿Qué tenía este personaje para volver al teatro?
—Estoy muy contenta porque es un gran espectáculo, tengo un protagónico de
lo más exigido, Feiza, la madre del Sultán. Hago el chiste que es un compilado de todas las cosas
que puedo hacer en el escenario. Eso me da mucha felicidad porque me da la posibilidad de hacer
teatro que es mi fuerte.
—Y se reencontró con la música...
—Hace cuatro o cinco años estuve en el Nacional “Aplausos”
dirigida por Alicia Zanca y lo que más me gusta es hacer cosas diferentes, saltar de un musical, a
“El zoo de cristal”, de Tenessee Williams, o “La profesión de la señora
Warren”, de Bernard Shaw. Lo que más me gusta de mi profesión es que me di todos los
gustos.
—¿En algún momento sintió el prejuicio de no hacer determinado trabajo?
—Creo que lo maravilloso es que cuando era joven me ofrecieron cosas menos
intensas. En toda mi época del café concert no tenía la profundidad que tiene en los últimos diez
años. Es ahora que soy grande, que voy a cumplir 70 años en junio, que disfruto tanto de lo que
hago.
—¿Por qué se dio esa transformación?
—Creo que empezaron a verme con otros ojos a partir de “Otros
paraísos”, de Jacobo Langsner, que hice en el San Martín. No creo que haya cambiado tanto
pero me empezaron a ver con otra mirada y desde ahí las cosas que me empezaron a ofrecer eran
títulos más importantes. Y no porque reniegue de nada de lo que hice porque cada cosa en su momento
me pareció lo mejor. Ahora de hecho no hago todo lo que se me ofrece.
—¿Cuanto tuvo que ver en la reinstalación de su imagen el trabajo en
“Resistiré”?
—Fue muy importante. “Resistiré” era una novela única. La veía
gente que no estaba acostumbrada a ver novelas. Pero yo sentí que con esa madre tan buena no estaba
exactamente todo lo que podía dar. Pero creo que lo que me dio el impulso fue “Doble
vida” con el que gané mi primer Martín Fierro con un personaje que nadie se imaginó que podía
hacer.
—¿Se sintió revalorizada?
—Totalmente y hasta estoy sorprendida. En los últimos diez años gané trece
premios de teatro y yo no había tenido nunca ninguno. Estoy tan agradecida y tan contenta. Sentí un
enorme reconocimiento porque la actuación es mi pasión. También uno dice que cuando con lo que a mi
me hace feliz pude dar felicidad a los demás. Pero creo que viví feliz porque yo ni sabía que
existían esos premios cuando era muy joven (risas).