“Lo imposible sólo tarda un poco más”, dice Ana Overlín, abogada de la agrupación
Hijos. Y lo que era imposible llegó: la boleta de Luis Abelardo Patti no estará entre las opciones
electorales de la provincia de Buenos Aires, el próximo domingo 28. El ex policía quedó excluido
como candidato tras el fallo histórico firmado por los jueces Santiago Concuera, Alberto Dalla Via
y Rodolfo Munne, de la Cámara Electoral de San Martín.
En la página 40 de un fallo de 44 carillas se detalla que “el
deber internacional del Estado argentino en materia de investigación y juzgamiento de violaciones
de la derechos humanos —como los que se le adjudican al señor Patti— obsta a autorizar
cualquier medida que pudiera resultar en una obstrucción o renuncia a la persecución penal de ese
especial tipo de delitos”. El fallo, un hito en la saga de lucha de los organismos de
derechos humanos, sorprendió a todos, incluso a los propios interesados, y revertió por completo un
fallo en primera instancia.
Por lo además, el punto principal que dejó a Patti fuera del cuarto
oscuro radicó en el argumento de que ya fue desaforado por la Cámara de Diputados en 2008, y no
puede competir nuevamente por ese cargo hasta tanto se resuelva su situación penal. Esta vía
argumental, desde ya vinculada al “sentido común”, no contaba de antemano con
posibilidades jurídicas.
Sin embargo, fueron los asesores de la diputada Victoria Donda
—que acompañó con una presentación judicial propia, a la presentación del Centro de Estudios
Legales y Sociales, Cels, Hijos y Abuelas de Plaza de Mayo— los que introdujeron el argumento
que finalmente fue tomado por la Cámara y alumbró el fallo.
Manuel Gonçalvez y Juana Muñiz Barreto, impulsores de la causa, cuyos
padres fueron muertos en los años setenta por una organización paramilitar presuntamente con Luis
Patti a la cabeza, ya no tendrán que soportar la situación de presentarse a votar el próximo
domingo y encontrar el nombre del matador de sus padres escrito con grandes letras de molde entre
las boletas del cuarto oscuro.
Cerrarle el camino al represor constituyó un logro histórico para las
víctimas, jurídico y político. Y fue obra de la persistencia de un grupo de jóvenes profesionales,
además de las víctimas. Diego Morales, del Cels, comandó el equipo judicial que incluyó a la
santafesina Ana Overlín, hija del militante desaparecido René Overlín —del grupo fundador de
Montoneros—, abogada y miembro de Hijos de Rosario.
Ana Overlín acompañó a las víctimas en una entrevista con los jueces.
Además de los argumentos jurídicos, la decisión favorable de los camaristas tendría que ver con esa
entrevista clave que matuvieron en los primeros días de junio: “Cuando Juana Muñiz Barreto y
Gastón Gonçalves hablaron con jueces y más allá de los jurídico, les explicaron qué significaría
que Patti pueda ser candidato, a nivel familiar, a nivel social, los jueces quedaron
impactados”, contó Overlín a La Capital.
—Patti presentó un recurso extraordinario a la Corte Suprema, para
tratar de revertir el fallo de la Cámara, y buscando dejarlo en suspenso, ¿es así?
—No, el fallo podría suspenderse si el recurso extraordinario es
otorgado, pero esa hipótesis no es posible antes del (domingo) 28. Además el mismo fallo dice
“no puede ser candidato el 28 de junio”.
—¿Qué significa para vos, en lo personal, profesional y también
político, haber participado en el equipo de abogados que consiguió este fallo histórico?
—Por una vez el derecho dejó de ser una discusión abstracta. Acá
están las víctimas y creo que los jueces los entendieron así. Fue todo muy impactante. Logramos
imponer el concepto de que en la Argentina durante más de 20 años hubo impunidad y por eso tenemos
muchos represores sin condena, no porque no sean culpables (la condena firme es al única
alternativa constitucional para elegir y ser elegido). Las mismas instituciones que dejaron delitos
de lesa humanidad impunes durante dos décadas no pueden ahora decirnos: “no puedo impedir la
candidatura porque no tiene condena firme”, sería perverso.
—¿Qué sentiste cuando te enteraste del fallo?
—Emoción y orgullo por el trabajo de mucha gente, especialmente la
gente del Cels. La verdad que esperábamos otro revés, pero este resultado me hizo pensar mucho en
los años de lucha. El Cels lleva 10 años con esto. Cuando escuché el falló pensé en la persistencia
del movimiento de Derechos Humanos, en nunca darse por vencidos, un rasgo propio de la
Argentina.