De perfil bajo, sin un hit que aturda en las radios, sólo con sus canciones, Lisandro Aristimuño va. Se mueve por agua y tierra indistintamente, fiel a su espíritu anfibio. Y va. El músico rionegrino llega por primera vez a un teatro grande como el Auditorio Fundación Astengo, y lo vive como un peldaño más de su escalera artística cada vez más alta. "No soy ambicioso en la vida, pero soy ambicioso en la música", lanza en una frase que lo define artísticamente y a la vez como persona. Aristimuño presenta hoy, a las 21.30, "Mundo anfibio", en el Astengo (Mitre 754), junto a su banda de rock junto a un cuarteto de cuerdas, así la energía eléctrica y la nobleza de la madera convivirán, como el agua y la tierra, al estilo Aristimuño.
Lisandro todavía se sigue sorprendiendo de las cosas que le pasan, pero a la vez lo vive naturalmente. Siente interiormente que es el resultado de un trabajo muy cuidado. "El mayor premio es que los colegas te reconozcan, y sobre todo de distintos géneros, estilos y edades", le dice a Escenario, y agradece con sincera humildad cuando se lo felicita por la belleza de sus nuevas y viejas canciones.
—¿Cómo tomás este momento tuyo, sentís que estás dejando una huella en lo artístico?
—Lo tomo muy bien, porque al haber trabajado en autogestión, de manera independiente, uno sabe muy bien adónde va y por dónde está yendo también, y lo digo por cada escalón que vengo haciendo hace ya diez años con mis propias producciones. Soy mi propio dueño y manejo todas las cosas, y con mi equipo voy viendo el crecimiento y el paso de los años. No es que de repente alguien me puso ahí y no tengo idea de por qué estoy ahí. Fui viendo cómo iba creciendo mi carrera o cómo va bajando, depende cómo te vaya, pero tengo conocimiento porque voy viendo de cerca todo lo que hago.
—¿Este disco te abrió puertas?
—Yo siento que estoy creciendo más, y también disfruto muchísimo más lo que hago. Es porque puse los ladrillos de la casa, soy como el albañil, y cuando uno ve la casa cada vez más grande lo toma con mucha felicidad porque fue con esfuerzo. Pero sobre todo lo tomo con amor y respeto hacia la gente y a la música, que es lo más importante.
—¿Este es el disco más rockero de tu carrera?
—Quise que sea más directo, lo busqué con las letras, con un mensaje más claro y prolijo, porque en otros discos la poesía tenía mucha metáfora y quizá no estaba tan claro el mensaje, aunque era un poco a propósito, para que la gente tome la libertad de leer lo que ellos quieran. Acá quise hacer algo leído a primera vista, con un mensaje claro y directo, y quizá en la parte musical me basé en el rock, y que esté un poquito mas fuerte dentro de la fusión de estilos que hago. Para eso volví a a escuchar discos de Pescado Rabioso, Sumo, Seru Giran, y quise trasladar toda esa música a "Mundo anfibio".
—¿En qué influyó tu mundo íntimo para hablar de este mundo anfibio?
—Tuvo mucho que ver que este año fui padre de una niña, y eso me hizo estar más directo. Y por ahí deje un poco de flotar y me exigió estar más con los pies en la tierra, me hizo ponerme más serio o, mejor dicho, intentar ser un poco más concreto.
—¿El tema "Aunque no estés aquí" es para tu hija?
—Todo el disco es para ella, al saber que iba a ser padre fue como un cierre, pensé en lo anfibio que somos los seres humanos, y el lugar acuático que es la panza, y de repente encontrarse con esta sociedad, con este sistema. Mi hija se llama Azul y fue fuerte, porque me enteré que mi mujer estaba embarazada en medio del proceso de maquetación del disco y ahí me cerró la idea conceptualmente, el proceso del embarazo, del nacimiento. En realidad tuvo mucho que ver todo el disco con mi hija.
—¿Por qué para hacer un disco en este presente dedicado a tu hija en un futuro elegiste inspirarte en el rock del pasado?
—(Risas) Es verdad, y mirá, es algo así.
—¿Lo ves un poco devaluado el rock actual?
—Es que cambió mucho el rock actual, pero no sólo eso, sino el mercado de la música, ya no se piensa en una obra conceptual, o en recuperar la gráfica de un disco, es todo rápido, el mp3 y el hit, ¿viste? Ya nadie se dedica en hacer un disco o hacer una obra. Por otra parte, me parece que tiene algo negativo y positivo este presente del rock, porque se diluyó para bien y lo agarramos un poco todos, no sólo los que hacen rock, como era Pappo, ahora el rock tiene que ver con la independencia, valorar su música, sus canciones, salir a la calle a agitar. El rock viene más por el lado humanitario y no tanto por la estética del rockero de pelo largo y tachas. Por suerte el rock entró en otros géneros y le dio su rebeldía.
—¿Pese a que tu música es ecléctica, te sentís un rockero?
—No sé si me siento un rockero, pero siento que en algunas partes de mi vida y de mi profesión tengo alguna estética que tiene que ver con esto. El tener la fuerza de todos los días y levantarse y saber que estás solo ante el sistema y con la música, y tener que enfrentar a las multinacionales. Todo esto también tiene algo que ver claramente con el rock.
—¿Hay un cambio cuando pasás a tocar en teatros importantes y para más cantidad de público?
—Dentro de lo que pueda hacer con la música, con mi oficio, intento llegar a la juventud, a tener valor y a salir a hacer las cosas que uno ama. Esa es la idea, me encantaría que mi música se escuche en todo el mundo, no le temo a lo popular.
—¿Cómo hiciste para edificar una carrera sin un hit y que te sigan por un concepto estético?
—Yo podría seguir una fórmula, un concepto, pero no lo tengo porque me gusta tener muchos. Por ahí no soy ambicioso en la vida, pero soy ambicioso en la música. Me gustaría tocar todos los géneros, me gusta la cumbia, el rock, la electrónica, el tecno, soy muy abierto, y es por eso que tampoco fue pensando no tener un criterio. Pero es que me gusta tanto todo que no me puedo poner en ningún lugar, y eso fue muy bueno para mí, porque me dio mucha felicidad, es como entrar a una hemeroteca y leer diferentes autores o escritores, es como leer hoy a Cortazar y mañana a Pizarnik y voy cambiando cuando quiero. No tengo que seguir un sentido para hacer música, sino ir creyendo en la gente, respetando a la música y que me haga bien a mí.