Arroyo Seco.— Un policía rosarino que desempeña tareas de seguridad en un boliche de esta ciudad fue denunciado ante la comisaría 27ª por golpear en un confuso episodio a un menor de 14 años en el local bailable Karajo Disco Dance. La acusación, que se tramita en el Juzgado Correccional Nº 5 a cargo de Marisol Uzandizaga, derivó en amenazas contra la mujer y una nueva presentación en la Jefatura de Rosario.
Jonathan Avaro, de unos 25 años, es el efectivo sindicado por Miriam Solís, la madre de la víctima, como el que supuestamente “lo llevó a la rastra, pero como mi hijo logró zafarse le metió una traba, lo tumbó, le dio la cabeza contra la pared y luego en el piso lo pateó aparentemente con otro patovica del boliche”, declaró la mujer a La Capital.
A raíz de la paliza “mi hijo tiene un corte en el labio, la nariz y codos hinchados, frente, brazos y piernas golpeados, por lo que está tomando analgésicos. Todo fue constatado por un médico legal. No está yendo a la escuela porque tenemos miedo, toda la familia está atenta, no sabemos qué puede pasar. Me aconsejaron hacer público lo sucedido, y si nos pasa algo el primer sospechoso es él”, dijo Solís, que se desempeña en la Guardia Urbana de Arroyo Seco.
Tras radicar la denuncia, la mujer realizó sus propias averiguaciones. “Avaro es conocidísimo y cada vez me entero de más cosas. Dicen que ya trabajó en otros boliches de Arroyo Seco como seguridad y que de todos se tuvo que ir por los mismos problemas de violencia, porque le pega a los chicos. Pero nadie lo denuncia, entonces este desequilibrado no tiene límite. Además, me dijeron que hace 9 meses que es policía y que es el hijo del jefe de la Alcaidía de Rosario, lo cual explicaría por qué no lo echan”, señaló Solís.
Juan salió el sábado a la noche con su hermana y el marido de ésta, con la intención de dar una vuelta y volver temprano. Sin embargo, al ver que en Karajo actuaba un grupo que le gusta, se arriesgó, hizo la cola y logró entrar alrededor de las 2.30, pese a ser menor de edad. A las 4, Miriam Solís recibía la noticia que su hijo estaba en la comisaría. “Yo pensé que se había peleado con otro chico”, recordó.
Identificación. “Cuando hicimos la denuncia, el empleado policial nos indicó que mi hijo debía identificar a quien le había pegado. Fuimos en el auto con mi marido y a la salida del boliche, en la vereda, estaba sentado Avaro y el dueño del local. Cuando nos vieron, se fueron para adentro y cuando pedí hablar con Martín Mendoza (propietario de la disco), Avaro se interpuso en la entrada, con los brazos cruzados y con un arma en la cintura, que no era la reglamentaria porque se veía que era cromada. Incluso se sacó la campera como para agarrarse a piñas, no sé con quién, con mi marido supongo”.
“El dueño me dejó pasar hasta la boletería, pero se negó a darme el apellido de Avaro —que hasta ese momento desconocía—, mientras podía ver a éste a los manotazos, revoleando el arma y amenazando a los gritos: ’¡Ustedes quiénes son para venir acá, los voy a matar, no saben con quién se metieron!’, hasta que lograron llevarlo más adentro. Me quedé hablando con Mendoza, que me decía que no era para tanto, que mi hijo estaba mintiendo”, comentó.
Confuso. Cuando la mujer pidió explicaciones sobre por qué le pegaron, Mendoza y su socio, Dante Lizardo, le habrían fundamentado un confuso episodio con una puerta y un tornillo salido, lo cual derivó en la intempestuosa intervención de Avaro, que “dicen es socio del boliche”, acotó Solís. En este marco, uno de los dueños del local le explicó que la conducta de Avaro se debe a que “él está acostumbrado a actuar así, porque viene de trabajar en Mogambo”, el boliche rosarino que hoy se llama Planeta, y donde hace 4 años hubo un resonante crimen.
Otra amenaza. Solís debió radicar una segunda denuncia policial, esta vez específicamente por amenazas. Es que ayer, segundos antes de ingresar a la Jefatura de Policía de Rosario para una revisación de Juan por parte del médico judicial, recibió un llamado intimidatorio a su celular. “Miriam, qué jetona que sos, cómo te gusta abrir la boca. Por el bien tuyo, el de tu hija y el de tu hijo más chico callate”, le advirtió una voz masculina.
“No tenemos por qué acostumbrarnos a la violencia un tipo desequilibrado que viene a pegarle a los pibes, voy a tratar de que se sepa por todos lados lo que pasó, esa tal vez sea la forma de cubrirme. Que la autoridad que tenga el poder de hacerlo lo separe de la fuerza. Una persona así no puede ser policía ni patovica. Y no podemos seguir mirando para otro lado”, remató Solís. l