Es tan largo el camino que le resta por recorrer a Rosario Central para alcanzar el objetivo por el que viene luchando hace dos años que las conjeturas serán interminables. Esto en relación a la forma en la que jugará el equipo de Miguel Angel Russo, quien asumirá formalmente hoy por la tarde. Primero será tiempo de que el flamante entrenador canalla analice el material con el que cuenta, que eleve la lista definitiva de refuerzos que solicitará y, lo más importante, que la maquinaria futbolística comience a andar. De todas formas, el DT es ya conocido por Arroyito y su forma de plantear los partidos seguramente no distará mucho de lo exhibido en sus anteriores pasos por el club. Sí será fundamental conocer su posición respecto al hecho de jugar en una divisional con algunas particularidades como lo es la Primera B Nacional, en la que los espacios suelen ser menores y el juego más friccionado.
Sería demasiado engorroso entrar en el detalle de lo que fueron los equipos de Russo en todas sus etapas en Central. Por ahí el que puede servir como mejor elemento de análisis es su último paso, en 2009. Aquí vale la aclaración que aceptó el desafío a mitad de camino de dejar a Central en primera, con un equipo que él no armó. Igual trató de imprimirle su sello.
Si bien eran otros nombres, muchos de ellos importantes (Cristian González, Iván Moreno, Ezequiel González, Guillermo Burdisso, Emilio Zelaya, Milton Caraglio, entre otros), Russo nunca se movió de dos esquemas madre: el 4-4-2 y el 4-3-1-2. El segundo de ellos utilizado en siete ocasiones (tres triunfos, un empate y tres derrotas) de los 11 encuentros que dirigió, incluidos los dos de la promoción frente a Belgrano. Los otros cuatro fueron dos victorias, un empate y una caída.
Hoy Central tiene una base, que seguramente considerará endeble como para no retocarla ni reforzarla. Por eso llegará la lista con nombres a los que la dirigencia deberá ir a buscar para fortalecer el andamiaje futbolístico. Y es probable que la mayoría de esos futbolistas sean de experiencia.
En aquella oportunidad la base fue siempre la misma, sólo con algunos retoques de un partido a otro. A veces jugando con el tradicional 4-4-2 y otras con enganche. Pero había un jugador comodín. Se trataba del Kily González, quien depende las características del rival arrancaba desde más atrás o bien se paraba entre el mediocampo y la delantera. De todas formas fueron más las veces que lo hizo con una vocación más ofensiva.
Se insiste con el análisis pormenorizado (y obligatorio) que llegará de parte del entrenador, pero de lo poco que trascendió se sabe que uno de los futbolistas que está interesado para que el club realice el máximo esfuerzo para retenerlo es Jesús Méndez. Alguien comentó que su idea es apostar por dos carrileros de jerarquía, con mucho ida y vuelta, y que el mendocino (en San Juan les pidió encarecidamente a los dirigentes que lleguen a un acuerdo con Boca para asegurar su continuidad) juegue suelto delante del volante central, que hoy puede ser Julio Mozzo o Federico Vismara. Ambos fueron apuntados para que sigan. Todo esto no descarta en absoluto la posible llegada de un enganche definido.
¿La B Nacional puede alterar su pensamiento futbolístico? Quienes están cerca de Russo consideran que el técnico es un convencido de que la divisional cuenta con algunas particularidades. La falta de espacios es la más saliente. También sostiene que "muy pocos" equipos juegan (al menos lo que sucedió en la última temporada) de una manera totalmente agradable para la vista.
A partir de la experiencia de varios jugadores —de los cuales está "contento", según confiaron— que están en este momento armará el resto. Lo del sistema de juego se irá acomodando con el correr de los partidos. En ese sentido, Russo sabe lo que es jugar con un esquema o con otro, pero para emplear cualquiera de ellos la mayor pretensión será contar con jugadores de buen pie y con buena técnica.