Miguel Moreno, fiscal de la Unidad Especializada en Homicidios, se entrevistó ayer a la mañana con los padres de Maximiliano Gastón Fernández, el muchacho de 23 años cuyo cuerpo sin vida fue encontrado el sábado en la rambla Catalunya. La intención del fiscal fue reconstruir las últimas horas del joven, domiciliado en el barrio La Cerámica, quien murió como consecuencia de "un traumatismo encéfalocraneano grave y luxación de cuello", según el informe preliminar de la autopsia que se le practicó en el Instituto Médico Legal (IML). El diagnóstico de la pericia permite inferir que el joven fue objeto de una golpiza y fuentes de la pesquisa, a cargo de la comisaría 10ª y la sección Homicidios, indicaron que la hipótesis del robo de la bicicleta en la que salió de su casa fue perdiendo fuerza.
Maximiliano, al que se reconocía por los apodos de "Mojo" o "Maxi", salió de la casa en la que vivía con sus padres, en Valle Hermoso entre Unión y Cruz Chica, el viernes a las 23. Iba en su bicicleta con la supuesta intención de reunirse con sus amigos. Esa fue la última noticia que se tuvo de él hasta las 8 de la mañana del sábado, cuando su cuerpo fue hallado en la plaza seca contigua al bar "Caracola" y a la bajada al río para pequeñas embarcaciones, a la altura de calle Gallo. "El cuerpo estaba todo embarrado, con pasto en la cabeza y adentro de la boca, la cara morada, la mandíbula quebrada y tenía hundido un costado de la cabeza", explicó el lunes una pariente del pibe mientras su cuerpo era velado en La Cerámica.
El hallazgo del cuerpo fue reportado por un empleado de limpieza que trabajaba en la rambla y el médico policial que lo examinó no ordenó la realización de autopsia "debido a que las heridas que tenía eran compatibles con el golpe del cuerpo contra el suelo a partir de un desvanecimiento por causas naturales", como explicó una fuente de la pesquisa. Sin embargo, al ser anoticiado del hallazgo del cuerpo, el fiscal Moreno ordenó la realización de la necropsia.
La búsqueda. Los familiares de Maximiliano Fernández se preocuparon cuando al alba del sábado no tuvieron noticias del pibe. Más aún cuando desde la fábrica de papel higiénico en la que trabajaba, Papelera César SRL, les informaron que el muchacho no se había presentado a tomar servicio a las 8 de la mañana. A partir de ese momento la familia fue al menos tres veces a la comisaría 30ª para denunciar su desaparición. Primero le pidieron prudencia a la hora de asentar la denuncia por averiguación de paradero; lo mismo sucedió la noche de ese día. Y cuando el padre del joven dejó asentada la denuncia, el domingo a la mañana, los hermanos del pibe ya tenían información de que en La Florida el día anterior había sido hallado el cuerpo de "un indígena", según se lo describieron a los parientes. El padre transmitió a la policía ese dato y la búsqueda se orientó hacia el Instituto Médico Legal (IML), donde el cuerpo estaba como NN (no individualizado).
Ayer, tras la entrevista con el fiscal, los padres de Fernández optaron por el silencio. "Están demolidos por la noticia y me parece que no es el momento. Hay que dejar trabajar al fiscal", explicó el abogado que acompañó a la pareja. Algunos detalles que trascendieron del cónclave hicieron caer algunas de las hipótesis que se manejaban. Como por ejemplo, que el muchacho hubiera concurrido a bailar a alguno de los boliches de la costa. "No le gustaba ir a bailar y estaba vestido de manera tan informal que difícilmente se pueda inferir que hubiera estado en un boliche", comentó una fuente allegada a la pesquisa.
El lunes, los familiares de Maximiliano reclamaron por el esclarecimiento del caso mientras lo velaban en su casa de Valle Hermoso al 1600, en el barrio La Cerámica. "Los que estuvieron con él que den la cara, estoy seguro de que no estaba solo cuando lo mataron y alguno tiene que saber algo. Queremos saber quién lo mató", dijo un hermano de la víctima a los medios de prensa. "Era un muy buen chico, muy laburante. Nunca había tenido problemas, en años", expresó una compañera de trabajo de Fernández.