“Todos tenemos un lado «B», algo roto que es posible que ni siquiera lo notemos, hasta que en un momento te hace un clic y no tenés forma de manejarlo”. Así definió la directora Doris García a los personajes que pueblan “Las rotas”, una propuesta de dos obras breves y un monólogo con el sello del humor que estrenarán este viernes, a las 21.30, por streaming. Los tickets se podrán adquirir a través de la plataforma www.enprimerafila.com.ar.
Los textos de las “Las rotas” son interpretados por un grupo de artistas rosarinos integrado por Griselda Centini, Julio Chianetta, David Fiori, Marita Vitta y Paula Solari, bajo la dirección de García, la realización audiovisual de Fernando Foulques y la producción de Bibiana Fernández Simajovich.
¿Qué obras integran la propuesta?
“Detente Satanás” y “Pollo con papas”, de Bibiana Fernández, y “Justo a la hora del té”, que es mía. En el caso del monólogo “Detente Satanás” a través de un humor ácido, punzante, crítico, muestra a una mujer tratando de encontrar su espiritualidad y mostrarse a través del Facebook. Conectarse con el mundo desde el confinamiento, pero con un trasfondo que está latente todo el tiempo en los vivos que realiza desde su casa, pero que fuera de cámara muestra su verdadero ser. Vende una imagen hacia afuera que no es lo que verdaderamente es, algo que pasa mucho más de lo que uno cree, y aquí está rota esta mujer y la terrible relación con su madre. “Justo a la hora del té” trata de una relación de dos mujeres mayores acosadas por los años y los miedos desde donde crean su propia realidad. Es un absurdo que juega desde lo simbólico de los personajes y la situación, ubicando a la obra en una ficción atemporal. “Pollo con papas” deja de manifiesto que los vínculos impuestos no siempre son agradables cuando comienzan a jugar un papel importante las individualidades y egoísmos defendiendo sus terrenos y sus provisiones. Es un texto tajante, con un humor muy llevadero hasta que la situación se desmadra y desencadena un absurdo final.
¿Cómo definirías a las mujeres de las tres obras? ¿Por qué están rotas?
En principio, fue casualidad que quedaran textos con protagonistas femeninas. Más allá de eso, estas son mujeres comunes y diferentes entre sí. Con la particularidad de situaciones que te llevan a un quiebre donde se rompen emociones, realidades o vínculos y se transforman en toxicas. Creo que todos tenemos un lado “B”, algo roto que es posible que ni siquiera lo notemos, tanto en nosotros mismos como en los demás, hasta que pasa algo, una situación, un momento en el que de golpe se te hace un clic y no tenés forma de manejarlo.
¿Qué desafíos encontraron en tener que adaptarse al trabajo audiovisual?
Son tiempos de aprendizajes, todo lleva mucho más tiempo debido a los períodos de aislamiento. Ensayamos las tres propuestas por separado cada diez días, incluso en forma virtual. En los ensayos presenciales se tomaron todas las medidas de prevención. La filmación de las tres obras la hicimos en “La risata”, el espacio de Paula Solari que nos daba la opción de armar tres escenarios y espacios destinados a los distintos elencos para mayor seguridad. Decidimos filmarlas de forma corrida, respetando la impronta de los actores, el acá y ahora, como si fuera una función en vivo. “Justo a la hora de té” y “Pollo con papas” se filmaron a tres cámaras, lo que ayuda al espectador a poder disfrutar de distintos planos. “Detente Satanás” se filmó con una sola cámara por el estilo que le dimos. En esto tiene muchísimo mérito Fernando Foulques que aceptó lo que le propuse y redobló la apuesta con una creatividad increíble.
¿Qué expectativas tenés a largo plazo en cuanto a la actividad teatral?
Creo que no existe el largo plazo. Esta situación debería ser evaluada en forma urgente. Hay muchos compañeros trabajadores de la cultura que se encuentran en una situación preocupante, al igual que los espacios culturales y las salas. No nos olvidemos que el circuito cultural de Rosario es muy extenso. Debería encontrarse alguna solución en forma inmediata. Por otro lado la cultura y el arte nos hacen bien como personas y como sociedad, nos alegra, contiene, nos identifica y nos sana y creo que no se le da la importancia que tiene, sobre todo en estos tiempos en los que todos necesitamos reencontrarnos con las emociones, alimentar el alma. El encuentro en un teatro de forma presencial tiene una magia que no se consigue de otra manera, pero nos amoldamos a los nuevos recursos, a los nuevos tiempos.