Las pérdidas irremediables

Los temporales de octubre de 2012 arrojaron en la región pérdidas de todo tipo. Las de un valor inestimable se identifican claramente: la muerte de un hombre de 57 años, electrocutado en su casa de de barrio Villa El Prado, en Capitán Bermúdez, cuando intentaba cerrar el portón de su propiedad luego de haber guardado un vehículo mientras arrasaba lo peor del vendaval en la noche de aquel domingo. La otra, irreparable, es otra muerte, pero la del Pino Histórico de San Lorenzo y 13 de sus hijuelos que estaban en el Museo de Arboles Históricos y que no resistieron al embate de la pedrada.

El ejemplar bicentenario que cobijó al general José de San Martín cuando redactó el parte de la batalla de 1813, "sufrió lo que en un humano se llamaría embolia", explicó el intendente sanlorencino Leonardo Raimundo. Las piedras que cayeron aquel nefasto domingo, según Aníbal Fernández, coordinador del Complejo Museológico, "eran del tamaño de huevos de gallina, lo horadaron y le liquidaron la circulación de la savia".

La pedrea también arrasó con más de una docena de hijos legítimos que se estaban preparando para entregar en 2013 a entidades, como las asociaciones sanmartinianas, bajo la tutela "en general" de los municipios. Asimismo, arrancó de raíz dos ejemplares de tilo, el hijuelo de un ciprés, un cedro azul y destruyó los fondos de la huerta del Convento San Carlos. Ahora, la esperanza sólo está en que la naturaleza ayude a los que quedan para que logren sobrevivir, en una docena de plántulas que quedaron a resguardo y en las piñas que estaban guardadas, cuyos piñones podrán ser puestos a germinar.

Ubicado sobre la avenida San Martín al 1300 (ruta 11), entre Belgrano y avenida del Combate, fue declarado Arbol Histórico por decreto del Ejecutivo Nacional del 30 de enero de 1946. Es un pinus pinea o pino piñonero (de la costa del mar Mediterráneo) que fue transportado desde Europa cuando era una plantuela o plantado de semilla por los frailes franciscanos al instalarse en la zona hacia 1790 aproximadamente. Fue implantado en la huerta del convento y para la obtención de piñas cuyo fruto, el piñón, se usaba en confituras de panificación. La edad se estima en más de doscientos años.