Las dos mil embarcaciones varadas en tierra, arena o piedras a raíz de la
bajante del Paraná podrían volver al río en virtud del dragado que se está realizando en tres
guarderías de la costa rosarina. Las entidades consiguieron dragas (máquinas que hacen
excavaciones) "caseras" (muy básicas) y "mano de obra" para despejar los sedimentos y así permitir
que lanchas y veleros vuelvan al agua. En tanto, la situación de los clubes es distinta: por ahora
son pocos los que comenzaron con esta tarea.
La baja del río afectó directamente a los dueños de embarcaciones estacionadas
en las guarderías costeras. Lanchas, veleros y cruceros quedaron atorados en la tierra que antes
cubría el agua del Paraná. Como consecuencia, a muchos de los propietarios se les esfumaron sus
vacaciones, y otros perdieron la oportunidad de pasar el tiempo libre sobre el agua.
Ellos, sin embargo, no se quedaron quietos. Mandaron cartas documento a los
dueños de las guarderías, protestaron y algo consiguieron. Con máquinas más sencillas, del mercado
informal y a paladas empezaron a hacer una tarea cuyo costo es más accesible que lo que piden las
grandes empresas de dragado. En Rosario hay tres o cuatro pequeñas empresas que hacen este tipo de
trabajos.
El presidente de la Cámara Náutica Región Rosario, Alfredo Rinaldi, comentó que
una firma grande cobra cerca de 30.000 dólares, lo que "en algún caso es lo que cuesta una
guardería entera". De allí las dificultades de los clubes y guarderías para contratar este
servicio.
De las siete guarderías asociadas a la Cámara Náutica, tres no tienen problemas:
La Marea, la ex Botar y Sol. Aunque, Henry Morgan, M y M y Del Centro, que depende del Ente
Turístico Rosario (Etur), se encontraban en serios problemas y esta semana comenzaron el
dragado.
El director del Etur, Juan Nyffenegger, señaló: "Mañana (por hoy) comienzan los
trabajos y calculamos que en 10 días estarán terminados". Cabe aclarar que en esta guardería es
sólo para lanchas. "La que se encuentra en serios problemas es la del Ludueña (no dragó)", acotó
Rinaldi.
Los usuarios igualmente se quejaron por la imprevisibilidad de las guarderías,
ya que "la bajante del río es un fenómeno hídrico que se podría haber previsto", reclamaron.
En cuanto a los clubes, el director del Náutico Sportivo Avellaneda, Enzo
Mariani, contó que empezaron a trabajar con máquinas para despejar la zona sin agua y para que los
socios puedan volver a navegar. En el otro extremo, uno de los miembros del club Ministerio de
Obras Públicas, Diego López, confirmó que, hasta el momento, "no se hizo nada en materia de
dragado". El hombre tiene un velero y tuvo que cancelar sus vacaciones que había planeado sobre el
río.
Por otra parte, el Club de Velas, el Círculo de Suboficiales del Ejercito
(Cirse) y el club Amistad Marina, están intentado solucionar el inconveniente de otra forma.
Desde el club Regatas Rosario están evaluando la posibilidad de comenzar con una
excavación para sacar las embarcaciones, y en el club Bancario, que realizó el dragado el año
pasado, se indicó que "se pueden sacar las lanchas, pero cuando se alejan un poco se encallan", o
sea que el trabajo sirvió de poco.
En cuanto al Rowing Club, el personal de mantenimiento retiró piedras, pero no
se hicieron excavaciones. Por ahora se pueden sacar las lanchas, aunque no los veleros.
Al hablar del calado del río, no todas son ventajas; también hay consecuencias
negativas. Rinaldi explicó que se profundizó tanto el canal (central) del río por donde pasan los
barcos, que el agua tiende a llenar ese zanjón e inmediatamente llega a la costa rosarina,
específicamente a la zona dragada, y esto hace que se vayan secando las islas.
Por otra parte, la excavación de la tierra genera más sedimentos que, como se
juntan sobre la orilla de la ciudad, se secan cuando el río disminuye su caudal.
Finalmente, mientras se profundizan los canales, los especialistas ya analizan
cuáles serán las consecuencias ecológicas de este trabajo.
Subió
Según la información dada a conocer por Prefectura Naval Argentina, el río
Paraná subió ayer un centímetro sobre las costas rosarinas y llegó a una altura de 1,27 metro. No
obstante, con respecto a los próximos días, hasta el 24 de enero habrá una nueva disminución de su
caudal (de un total de cinco centímetros).