“Lo detuvieron por la moto nomás, no saben que robó. Y encima él había sacado plata, la tenía en el bolsillo y se la agarraron los policías”. Ese diálogo captado en una escucha dio cuenta de que el botín de un robo a un comercio de Villa Gobernador Gálvez había sido “mejicaneado” por policías el 2 de agosto pasado. Esa fue la punta del ovillo en la investigación por la cual dos efectivos del Comando Radioeléctrico de esa ciudad fueron imputados de robo y de labrar un acta falsa, mientras que un preso de la cárcel de Rosario fue imputado por encargarle el asalto a un hijo de su pareja.
La audiencia penal se celebró la tarde del miércoles ante la jueza Marcela Canavesio, quien liberó a los uniformados porque más allá de la conversación telefónica en la que se alude al robo del dinero no hubo más evidencias para sostener la sospecha.
En cambio dispuso la prisión preventiva para Alexis A., el preso acusado de encargar el delito para el que, según sus dichos, aportó la moto y el arma. También quedó tras las rejas por 90 días Kevin Jesús O., el chico de 19 años que tras el robo a un kiosco de Constitución al 500 de Villa Gobernador Gálvez fue detenido por ir en moto en contramano.
A ellos se suma María Silvia R. D., que trabajaba con su hija adolescente como empleada en el negocio asaltado y fue acusada de actuar como entregadora. En su caso, quedó en libertad con reglas de conducta por 6 meses y el pago de una caución real de 45 mil pesos.
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Según la imputación del fiscal Federico Rébola, el robo ocurrió el 2 de agosto cerca de las 16.30. Esta empleada y su hija atendían el kiosco asaltado cuando ingresaron dos jóvenes vestidos con camperones. Uno de ellos pidió una gaseosa en envase de vidrio y exhibió un arma. Los asaltantes pidieron pasar a la casa situada detrás del negocio, donde la dueña de 69 años y su esposo dormían la siesta. “Estaban los dos de negro, con camperones. Uno con barbijo. Uno tenía un ojo caído. Me pedían una caja negra. Me pedían oro, la plata de la abuela e incluso me dicen que me mandó al frente uno de acá adentro, eran insistentes con la caja negra”, añadió. Los ladrones se llevaron un monedero, 44 mil pesos y dos celulares Samsung y escaparon en dos motos.
Más tarde, cuando circulaba en contramano por Alsina y Gaboto, Kevin O. fue detenido por el Comando. Se descubrió así que la moto Honda CG Titán 150 negra había sido robada del jardín de una casa de Rosario el 3 de mayo pasado. Como la moto tenía pedido de captura, el joven quedó detenido en una comisaría de zona sur. Sin embargo no fue conectado con el asalto al kiosco por esa actuación policial sino por información que surgió luego en escuchas.
Instrucciones
El celular del preso Alexis A. estaba intervenido. En una escucha del 31 de julio se detectó cómo le ofrecía a un hermano de Kevin una “entradera”. Le indicó que las mujeres que trabajaban en el comercio sabían que iba a haber un robo. “¿Vos tenés algún compañero o algo? Está la moto, el fierro, todo. Falta un compañero nomás”, propuso el preso, quien indicó que debían estar listos a las tres de la tarde.
Sumó instrucciones precisas: “Es un kiosco. La mamá y la hija atienden y son quienes entregan. Hay que encañonar a las dos minitas nada más, llevarlas para atrás de la casa. En la pieza hay un modular con una caja fuerte, esas que no son las amuradas, son las que se mueven para todos lados. Y hay oro también. Yo tengo la moto y un fierro”.
En una conversación posterior la madre de Kevin, que era pareja del interno y lo visitaba en la cárcel, le recriminó en duros términos por haberle encomendado un robo a su hijo, un chico sin antecedentes ni incursión previa en el delito que hasta entonces sólo estaba preso por circular en una moto robada: “Mi hijo está encerrado, lo van a fichar, le queda un antecedente, no va a conseguir trabajo, vos estás mal de la cabeza”, le reprochó la mujer, que cuestionó a Alexis por haber contactado a su hijo con sus “compañeritos” de pabellón.
El preso redobló la apuesta: le dijo a la mujer que ella debía pagar por la moto que habían incautado o de lo contrario los contactos de sus compañeros de encierro irían a quedarse con su casa: “Van a ir a tu casa si no pagás la moto. Vos tenés que arreglártelas, yo no. Si el pibe la perdió”.
Luego le explicó que el chico había sido detenido porque “había un laburo en Gálvez. Fueron, chorearon, se llevaron la plata. Y no hicieron caso”, ya que los ladrones debían esperar en una casa que los buscara un remís pero Kevin, como nunca había tenido moto, salió a andar y lo atraparon por ir en contramano. No sabía que la moto era robada.
En una charla posterior con un conocido, la mujer le contó del problema en el cual su pareja había involucrado a su hijo y le confió que la plata que llevaba en el bolsillo “se la agarraron todos los policías”. Así se llegó a la audiencia imputativa en la que el fiscal pidió autorización para peritar los teléfonos secuestrados para profundizar la investigación.
Por el asalto al kiosco, Kevin fue imputado como coautor mientras que María Silvia R.D. y el preso Alexis A. fueron considerados partícipes necesarios del delito agravado por la participación de un menor de edad. El chico de 19 años sumó el delito de encubrimiento por circular en una moto robada. En tanto los policías Samuel V. y Flavia F., quienes firmaron el acta de procedimiento al detenerlo, fueron imputados por robo agravado por ser policías e incumplimiento de los deberes de funcionario público.