Las elecciones y el futuro del modelo económico

No hay nada a la izquierda de Kirchner. Se juegan dos modelos. Mesa de enlace o Chávez. Nación o provincias. Distribución o ajuste. Estado o mercado. El apocalipsis rodea los discursos previos a las elecciones legislativas. La historia reciente y remota de los procesos políticos argentinos sustenta el drama. El análisis a futuro invita a revisar ciertos pliegues de esta polarización.

El fin de la convertibilidad provocó un cambio de ciclo económico, empujado por la propia crisis y decisiones políticas que en primera instancia remiten a Duhalde más que a Kirchner. Administración del tipo de cambio, superganancias empresarias, reasignación de las mismas entre las distintas facciones de la burguesía y recuperación del crecimiento y el empleo. La administración kirchnerista lo llamó modelo y le agregó valor discursivo y de política económica. Sin rupturas y garantizando los negocios, abrió espacio para la puja de ingresos y asignó un nuevo rol al Estado, en ocasiones para alentar una distribución más equitativa, en otras para arbitrar en la pelea entre los grupos económicos. Es menos de lo que se dice, pero más de lo que parece. El escenario de crisis, sobre todo laboral, pone este "modelo" en otro valor. No hay gran diferencia entre pagarle al FMI con insultos o abrazos. Pero para los trabajadores que tiene el recuerdo de la desocupación de los 90 sí es distinto un gobierno que balconea la crisis como si fuera un fenómeno natural, que uno que hace algo para amortiguar su impacto. En ese sentido estricto, hablar de modelos no es del todo exagerado. Algo de eso se disputará en las urnas. Tampoco habilita extorsiones ideológicas. La última pica no salva a todos y es posible que el "modelo" deba absorber demandas que hasta ahora no supo reconocer.