La recesión del año 2009 sacó de la agenda por un buen tiempo el desequilibrio
entre la oferta y la demanda energética que acompañó al crecimiento económico de la posdevaluación.
Aunque algunos sectores, como el de la generación de electricidad, recibieron importantes
inversiones para incrementar la oferta, la reactivación del consumo y la actividad industrial
vuelve a encender las luces de alarma. El ex secretario de Energía Jorge Lapeña advirtió sobre la
posibilidad de que vuelvan las dificultades de abastecimiento energético y pidió un "giro
copernicano en la forma de gestionar" el mercado energético.
"Este gobierno fue irresponsable y cometió un error estratégico extraordinario
al atrasar sin sentido las tarifas energéticas", dijo el director del Instituto General Mosconi,
que llegó a Rosario para la firma de un acuerdo de cooperación marco con la Universidad Nacional de
Rosario (UNR). Advirtió que "ese error estratégico va a tener que ser resuelto" pero recordó que
"como ya se vio el año pasado (en referencia al intento del gobierno de quitarle los subsidios al
sector) no se resuelve de una forma fácil".
—El país estaba ante una situación energética crítica pero la caída de la actividad
económica por la crisis evitó el año pasado que hubiera una situación de colapso ¿cómo será la
situación para 2010?
—Hay un desequilibrio del sector energético argentino. Cuando nos
imaginábamos en qué terminaba ese desequilibrio algunos pensaron que iba hacia un corte enérgico,
cosa que no ocurrió. Pero ocurrieron otros cortes. En lugar de ir a un problema físico el sector
fue a un problema económico. El sector consume una cantidad de fondos públicos que es insostenible.
Está quebrado, por decirlo así. En vez de quebrar físicamente quebró en términos económicos. Tiene
un tema muy serio y es que decrece la producción de petróleo y de gas. El gas y el petróleo son el
90 por ciento de todo lo que consumimos en la Argentina.
—¿Estamos en la misma situación que en 2008?
—En petróleo estamos peor que en 2008. Cada vez tenemos que importar más.
En gas también estamos peor. En materia eléctrica, al retomar la senda del crecimiento, habrá
problemas que no se vieron en 2009. Por otro lado, tengo que reconocer que entraron en servicio
algunos equipamientos que estaban en construcción y la oferta creció un poco respecto a la oferta
de 2008. Pero esta oferta creció en forma no genuina, con un Estado que cada vez pone más fondos
públicos y se ve claramente que no hay inversores interesados en ampliar la oferta. Esto es un
problema, si el Estado tiene que hacer las inversiones en un país en el que existen un montón de
necesidades básicas insatisfechas, estamos frente a una mala noticia. En vez de tener el sector
energético con una ayuda, tenemos un sumidero de fondos.
—¿Cuáles son las alternativas?
—Hay que hacer un giro copernicano en la forma de gestionar este sector.
Hay que hacer nuevas leyes en algunos casos o modificaciones profundas en el andamiaje jurídico y
el marco regulatorio. Una vez que esto se haga, hay que hacer cumplir las leyes, los contratos. El
sector energético es un sector de demanda creciente (crece 6 por ciento anual) es decir que cada
momento que pasa se consume más energía, porque el país es más grande, las necesidades sociales son
más grandes. Entonces la única forma de resolver este intríngulis es tener una oferta creciente. No
se puede pensar en un sistema con oferta estancada. Como cada vez se consume más, hay que aumentar
la capacidad instalada. Y ahí viene el gran problema. Si la energía no se cobra lo que vale no hay
inversión privada y si no hay inversión privada el Estado tiene que hacer inversión pública con
fondos que el país necesita para otra cosa.
—Durante 2009 se intentó reducir los subsidios al gas pero la protesta social fue tan
fuerte que se tuvo que revertir la medida.
—El gobierno cometió un error estratégico al atrasar sin sentido las
tarifas energéticas. Ese error estratégico va a tener que ser resuelto pero ya se vio el año pasado
que no se resuelve de una forma fácil. Ahora es un problema de la política práctica muy
complejo.
—¿Cuál sería el camino a tomar?
—Existe consenso en la opinión energética respetada hoy en la Argentina,
de que la población debe pagar la energía por lo que cuesta producirla pero no existe consenso
sobre cómo hacerlo. Esto debe tomar nota la política para matizarlo en términos programáticos. Mi
postura es que tendría que ser gradual. También deberían revisarse las leyes que fijan los
parámetros tarifarios, para definir criterios que y permitan realizar ajustes razonables. Por otra
parte, hay que pactar con el empresariado privado, que es el que produce y tiene que invertir. La
generación está 200 por ciento abajo de lo que debería hacerse. Pero no se pueden aumentar las
tarifas el 200 por ciento.
Industria
Ante la posibilidad de que con la mayor actividad económica la oferta energética
no alcance para cubrir la demanda del sector industrial, Lapeña, advirtió que "va haber cortes
programados". Señaló que las industrias no pueden contar con la energía que necesitan a pesar de
que por energía plus se paga un 300 por ciento más.