En medio de la polémica por la presidencia de la Cámara baja, legisladores radicales le meten presión a sus socios del Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS) para conformar una fuerza legislativa de peso después de octubre, que pueda competir por la presidencia de Diputados.
Es que, según estiman, si se juntan los diputados de la UCR, los del Frente Amplio Progresista (FAP) y algunos sectores de la centroizquierda, podrían hacer fuerza para acercarse al número del Frente para la Victoria (FpV), siempre y cuando al oficialismo le vaya peor en octubre que en las primarias del 11 de agosto y pierda su mayoría.
"Si logramos juntar al radicalismo con el FAP podríamos tener una fuerza que pueda pelear la presidencia de la Cámara", analizó un diputado radical que actualmente busca su reelección por la provincia de Buenos Aires.
Según cálculos optimistas, ese espacio podría componerse por entre 70 y 80 diputados, quienes conformarían un amplio interbloque, liderados por el ex vicepresidente Julio Cobos y el ex gobernador de Santa Fe, Hermes Binner.
Esa cantidad dejaría al sector por arriba del resto de las fuerzas opositoras que compondrán el Congreso después del recambio del próximo10 de diciembre y le daría una buena posición para negociar con los dirigentes anti K la colocación de un presidente en Diputados, que además es el tercero en la sucesión presidencial.
Por el momento, en el GEN y el socialismo prefieren no "adelantarse" y esperar el resultado del 27 de octubre, ya que para que el kirchnerismo pierda la mayoría tiene que tener un desempeño peor que el de las primarias, ya que de lo contrario, o manteniendo los niveles del 11 de agosto, la relación de fuerzas quedaría prácticamente igual.
Incluso, el propio Binner se expresó la semana pasada a favor de respetar al oficialismo después de octubre como titular de la Cámara baja, si es que mantiene la primera minoría.
En tanto, otro de los dirigentes que podría entrar en ese amplio espacio con el que se entusiasman los radicales es el titular de Proyecto Sur y candidato a senador porteño, Fernando Pino Solanas, quien también se manifestó a favor de "respetar" al kirchnerismo como primera minoría para que se quede con la presidencia (ver aparte).
No obstante, en el radicalismo, la idea de apoderarse del control de la Cámara baja es vista con buenos ojos, aunque con distintos matices.
Por un lado, algunos alientan la idea de ir por el puesto de Julián Domínguez a como dé lugar.
Otros, en cambio, consideran que no serviría manejar el cuerpo si no se cuenta con acuerdos básicos en el arco antikirchnerista, teniendo en mente la experiencia de 2009, cuando la oposición, pese a ser mayoría, solo consiguió sancionar una ley (la movilidad jubilatoria, que luego fue vetada por el Poder Ejecutivo).
Por ahora, solo pueden hacerse conjeturas y recién la noche del 27 de octubre, con los resultados en la mano, se podrá dilucidar quién contará con los 129 votos necesarios para torcer la elección de autoridades.
Si bien es una costumbre que el bloque mayoritario se quede con la presidencia, el reglamento de la Cámara no estable por escrito quién debe ocuparla.
Solo afirma que la jefatura quedará en manos de quien cuente con los votos de la mayoría.