El partido de Silvio Berlusconi formó parte del gobierno del premier Enrico Letta desde que nació el pasado 28 de abril. Pero ahora el Cavaliere estaba decidido a hacerlo caer. El motivo: la Justicia lo ha condenado por fraude fiscal y en consecuencia lo despojarán de su banca de senador. Cuando el pasado miércoles comprobó en el Parlamento que perdería la votación de confianza pedida por el premier, retrocedió a último momento y votó positivamente, protagonizando una de las más grotestas derrotas políticas que se hayan transmitido en directo por la televisión. La sonrisa de estupor de Letta al escuchar las palabras del Cavaliere ya es la imagen emblemática de una época que termina, o que debería terminar. En los días previos, y de forma rídicula, Berlusconi se escudó en un aumento del 1 por ciento del IVA para ordenar la retirada de sus ministros del gobierno de coalición y anunciar su voto contra el Ejecutivo. Era evidente que únicamente buscaba torpedear al gobierno en represalia porque había sido condenado por la Justicia, por primera vez en "forma definitiva" y en consecuencia debía afrontar su expulsión del Parlamento. Fue condenado a cuatro años por fraude fiscal, reducidos a uno de cumplimiento efectivo y con el ulterior beneficio del arresto domiciliario. La ley prohibe con toda razón que un condenado a dos años o más desarrolle actividades políticas institucionales, como las de legislador. Pero para los berlusconianos extremistas y para el propio líder se trata una conspiración de la magistratura. Berlusconi ha dicho reiteradamente que en Italia ya "no existe la democracia", que "no hay más Estado de derecho". Porque él fue, finalmente, condenado. Un torpe "relato" construido para desacatar los efectos políticos (y de ser posible, penales) de una sentencia de Casación, máxima instancia judicial en la materia. La teoría conspirativa del berlusconismo es indigna del menor análisis. Esto no quiere decir que una parte consistente de la magistratura italiana sea de centroizquierda: los afiliados al movimiento de ese sector, Magistratura Democrática, no son pocos, así como no son pocos los jueces conservadores y los independientes. De ahí a ver una conspiración que llevaría más de 20 años activa y que inició contra Berlusconi decenas de juicios penales, hay un abismo incolmable.