Se sabía que no debía esperarse demasiado del partido de anoche en el Centenario de Montevideo. El Maestro Tabárez se dedicó más a planificar el traslado a Jordania para dentro de casi un mes (13 y 20 de noviembre) para el repechaje, sabiendo que no se produciría el milagro de una victoria abultada y una derrota del mismo tenor de cualquiera de los dos que se enfrentaban en Santiago de Chile. Eso, por Uruguay. Y Argentina tampoco sembraba expectativas. Nunca un mix, bajo cualquier circunstancia, las provoca y en el terreno de la mayor obligación oriental debe inscribirse su victoria por 3 a 2 en el cierre de las eliminatorias. Dicho eso, y separando la paja del trigo, a la selección de Sabella en especial, y al fútbol rosarino en particular, no se le pasó por alto otra muy buena respuesta de Maxi Rodríguez, la figura albiceleste, el único que superó la media de un equipo sin punch y, otra vez, con las defensas bajas.