En el fondo del escenario suenan los acordes de una milonga campera. La música de la carreta rechinando, del mate con el pan casero, de los pájaros, del verde y las señales de tormenta. Todo se dibuja detrás de una tranquera que invita a la inmensidad del horizonte, por el hechizo de la guitarra mansa de un hombre de campo.
Adelante está ella, en el otro lado del ring, en diagonal con su contrincante, la versión urbanizada y femenina del músico silvestre. Ella, elegante, elástica, elocuente se despliega sobre su silla de oficina, blanca y fría, como el cemento que crece a su alrededor.
Ella es Soledad Verdún, la que le pone el cuerpo a "El chancho de Palermo", un espectáculo de teatro y danza que, luego de resultar premiado en el Concurso de Coproducciones 2012, se presenta todos los domingos a las 20 en Espacio Bravo, Salta 1857.
La historia está basada en algunos relatos del director alemán Werner Herzog, aquel que se crió en pleno contacto con la naturaleza hasta que, de golpe, se fue entregando al artificio puro del cine. En esta propuesta, Soledad nos va sumergiendo en un relato delirante: cuenta la historia de su abuelo, que un chancho se escapó del mercado de Palermo para evitar ser degollado y cayó en un pozo en el que permaneció dos años vivo. Allí todo su volumen adquirió la forma del agujero hasta que fue llevado al campo para readaptarlo.
La obra propone una representación de la relación entre el hombre y la naturaleza, donde la tragedia y la comedia chocan en una manifestación triste de la condición humana y el sentido absurdo de la existencia.
Domesticar al chancho, desnaturalizarlo y volverlo a la pradera. Todas excusas para que los espectadores se internen en ese mundo casi absurdo, donde la narración pasa del humor a la angustia en el cuerpo de una bailarina que demuestra tener grandes cualidades para la actuación.
Los momentos expresivos más intensos asoman con una particular coreografía en el piso al ritmo de una zamba, y explota con una secuencia musicalizada por la versión pop de "Libertango", de Astor Piazzolla, interpretada por Grace Jones. Sin embargo, los brotes más ricos del espectáculo se pueden paladear en esos instantes grises en los que Soledad Verdún transita por la actuación hasta interpelarnos directamente, acompañada por su hermano, Juan Manuel Verdún, en la guitarra.
Con dirección de Virginia Brauchli, "El chancho de Palermo" es una obra breve, efímera, performática. Un trabajo que debería crecer, ramificarse, evolucionar hacia nuevas historias delirantes y coreografiadas, que nos hagan reír de un aparente sinsentido en el que se esconden grandes artificios creados por el hombre.