Los hermanos Wachowski lo hicieron de nuevo. Después de la bisagra en el cine de ciencia ficción que significó la trilogía de "Matrix", ahora regresan con seis historias entrelazadas que llevan al espectador desde el Pacífico Sur en el siglo XIX, hasta un futuro post apocalíptico a lo largo de 500 años.
"Cloud Atlas: La red invisible", que se estrena hoy en Rosario, promete ser una historia apasionante y cuenta con el plus de actores de peso, como es el caso de Tom Hanks, Halle Berry, Susan Sarandon y Hugh Grant.
Tres directores y múltiples historias ambientadas en distintas épocas, desde el Estados Unidos esclavista de mediados del siglo XIX hasta un lejano año 2144 en una ciudad llamada NeoSeul, donde las mujeres son clonadas como bienes de consumo. Este es el disparador de "Cloud Atlas", trabajo surgido de la colaboración entre los hermanos Andy y Lana Wachowski ("Matrix") y el alemán Tom Tykwer ("Corre Lola corre"). Sin duda, tres figuras de la producción cinematográfica contemporánea.
Basada en la novela del mismo nombre de David Mitchell, de 2004, "Cloude Atlas" tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Toronto, donde sus directores y su impactante elenco revelaron detalles de este atípico filme de ciencia ficción que no escapa a un tinte dramático y cuenta con una producción de magnitud.
Los personajes de la trama (o mejor dicho sus almas) se topan una y otra vez en diferentes reencarnaciones, que se ven afectadas por las acciones y decisiones de unos sobre otros. Todo está conectado en esta historia, donde el espíritu sobrevive y muta según las experiencias.
"Conocer a los Wachowski fue como un encuentro mágico. Fue amor a primera vista. No dejábamos de tirar ideas de cómo hacer para pasar más tiempo juntos, pero por distintos motivos nunca lo lográbamos", arrancó Tykwer. "Entonces encontramos esta novela, que invitaba a una experiencia conjunta, nos fuimos a Costa Rica y escribimos el guión".
Y es que "Cloud Atlas", que dura tres horas y se estima tuvo un presupuesto de unos 100 millones de dólares, cuenta varias historias en paralelo: la de un joven abogado (Jim Sturgess) que decide salvar la vida de un hombre negro en pleno esclavismo; la de un amor homosexual entre dos estudiantes en la Inglaterra de los años 30, uno de los cuales aspira a convertirse en compositor (Ben Whishaw); y la de una atractiva reportera que investiga un posible desastre nuclear (Halle Berry) en los años 70.
Pero también la de un hombre (Tom Hanks) que vive en una época post apocalíptica amenazado por una tribu de caníbales; la de un editor anciano (Jim Broadbent) enamorado de su amor de juventud (Susan Sarandon) que es encerrado en un asilo contra su voluntad y la de la de Somni 451 (Doona Bae), una mujer clonada que decide rebelarse del yugo de su amo (Hugh Grant) con la ayuda de un intrépido comandante (James D'Arcy).
"No nos gusta esa cosa comercial, establecida por el mercado, de dividir a las películas en artísticas o comerciales", dijo por su parte Lana Wachowski, que se mostró públicamente con su aspecto definitivo de mujer después de someterse a terapias hormonales durante varios años.
Halle Berry, por su parte, aportó un detalle de la intimidad del filme, que terminó en un chiste: "La gente me decía: «Te van a dirigir tres personas, qué locura!» Pero la realidad es que Andy y Lana hablan como si fueran una misma persona, incluso se terminan las frases el uno al otro", dijo entre risas de los directores.
Sin embargo, lo más llamativo de la película es no sólo cómo compendia un sinfín de historias distintas -cuya relación no es del todo evidente-, sino las múltiples transformaciones estéticas a las que somete a sus actores, que interpretan varios personajes a la vez y que por momentos están irreconocibles bajo el maquillaje.
Mutaciones. Es así como Tom Hanks encarna al esclavista pelirrojo de dientes sobresalientes y al mismo tiempo a un cazador cubierto de pieles en una época post apocalíptica, y Halle Berry pasa de ser una joven reportera de raíces latinas a la esposa rubia y de ojos claros de un músico inglés, mientras que Susan Sarandon es una dama de la alta sociedad estadounidense del siglo XIX de nariz ganchuda, una vidente del post apocalipsis y hasta un hombre.
Hugh Grant, en tanto, es uno de los que sufre las mayores transformaciones: es un amo malvado de rasgos asiáticos en la futurista NeoSeul, un jinete caníbal que mete miedo en el posapocalipsis, un político corrupto en los 70 y un anciano con papada y lleno de arrugas en la actualidad: todos papeles muy alejados de ese jovencito inglés dulce e inseguro que lo hizo famoso en las comedias románticas de los 90.
"Yo me pasé horas en maquillaje, lo que me ponía de pésimo humor, mientras me la pasaba escuchando algunos comentarios en el buen ambiente que había en el set", bromeó Grant. "Lo peor fue verme de viejo: fue ver mi futuro", añadió el galán de "Cuatro bodas y un funeral".
Por último, Andy Wachowski dejó en el aire una declaración de principios de lo que significa hacer cine, tanto para él como para su hermana y socia: "Hacemos películas sobre cosas en las que creemos y creemos en las ideas que exponemos, pero no creemos en la necesidad de ofrecer una interpretación sobre ellas. ¡Es arte! No queremos definirlas ni perturbar la experiencia del espectador".