Todavía no habían acallado los comentarios sobre el accidente que se llevó la vida de los reporteros cordobeses Agustín Mina y Daniel D'Ambrosio, cuando la muerte volvió a golpear la puerta. Y esta vez dentro del mismo corazón del Dakar, ya que se trató de un piloto. Fue el belga Eric Palante, quien buscaba trascender en la categoría "baúl moto" (los que corren solos, sin asistencia) pero será recordado por engrosar otra clase de lista. No hubo explicaciones inmediatas de por qué falleció y por qué fue encontrado recién a las 8.30 de ayer, aunque el director de la ASO, Etienne Lavigne, ensayó las suyas. Esta víctima "oficial" pareció la anunciada de una etapa extrema, dentro de la edición más dura que se recuerde en territorio sudamericano, como lo reflejó Ovación en su edición del jueves y en el material adjunto de hoy. Pero el máximo responsable francés de la carrera atribuyó esa condición a la anormalidad de las altas temperaturas y sentenció que para él es un Dakar como todos, "normal".
Palante, a punto de cumplir 50 años, corría su 11º Dakar (todos los de Sudamérica, más los 5 últimos en Africa) y todo lo hacía él, tal como se corría en los primeros tiempos en Africa. Había abandonado en 6, mientras que el 66º fue su mejor puesto. El parte oficial que se difundió cerca del mediodía de ayer reflejaba que fue encontrado sin vida junto a su moto por el camión barredor y que en ningún momento recibieron pedido de auxilio. La pregunta que habrá que dilucidar es por qué. Muchos se deshidrataron y pasaron la barrera de lo soportable y racional, y esa pudo ser la causa, pero también un golpe u otro problema físico. Tampoco se explicó en qué estado se encontró la Honda número 122.
El parte apuntó además que el belga había pasado el puesto de aprovisionamiento de agua, antes del kilómetro 143 donde se encontró el cuerpo. La meta de ese especial acortado fue en el 211. Sobre este punto el propio Lavigne dijo en rueda de prensa, convocada por él cerca de las 18, que asistió personalmente a Palante sobre el mediodía del jueves y que se encontraba entonces bien. "Era robusto, fuerte y tenía mucha experiencia. Estamos muy tristes porque nos acompañaba desde hacía diez años. Era muy querido en el Dakar", expresó.
Lavigne aceptó algunas preguntas antes de que sus asistentes las dieran por finalizadas y giraron en torno a las quejas previas de los pilotos sobre la dureza extrema de la carrera. Pero el director de la ASO apuntó en otra dirección: "Estamos en un Dakar duro como todos, pero con condiciones meteorológicas muy excepcionales, de temperaturas de 47 o 49, como el jueves". Pero, "es un Dakar normal". Y dijo que no era novedad la región de Catamarca, siempre filtro de la carrera, donde ocurrió la tragedia, como parte de la etapa de Chilecito a Tucumán. "La conocemos muy bien y nunca hubo problema, pero es la primera vez que encontramos estas dificultades del calor". Por eso "cortamos el especial y armamos un dispositivo especial de agua para los pilotos".
Parece claro que la muerte está aceptada como una posibilidad en todos los que componen el Dakar, como lo dijo Esteban Germano (ver aparte). Así lo manifestaron experimentados como Nani Roma, el líder sólido de la general de autos: "Lo lamentamos, es muy triste y el dolor más grande queda para los familiares. Pero es parte del juego, de la vida del deporte. En el maratón de Nueva York también se muere gente, lo que pasa es que acá se magnifica un poco. Esto es un Dakar".
Javier Pizzolito también brindó su punto de vista sobre las etapas y bajó un cambio: "Sabemos a qué venimos y lo duro que es, pero para eso nos entrenamos".
Más allá de eso, la etapa la sufrieron demasiados, pero mucho menos los de mayores respaldos. Palante, como sus tres lamentables predecesores, no estaba dentro de estos últimos.
Una lista que se sigue engrosando
Palante fue el cuarto piloto muerto en el Dakar en Sudamérica, y todos en motos. Antes del belga fue el francés Thomas Bourgin, el año pasado en una ruta de enlace al chocar con un vehículo de carabineros. Y previamente Jorge Martínez Boero, el primer piloto argentino en morir en un Dakar, apenas iniciada la edición 2012. Y el francés Pascal Terry inauguró la lista en el primer rally, en circunstancias parecidas a las de ayer, en cuanto a que fue hallado después. La explicación fue un edema pulmonar.
Pero hubo otras víctimas relacionadas directamente a la carrera. La espectadora cordobesa Natalia Gallardo, atropellada por una Hummer del alemán Mirco Schultis en 2010, el trabajador rural Carlos Reartes, embestido por el argentino Eduardo Amor (que aún sigue en carrera en esta edición) en 2011 y dos personas de nacionalidad peruana que iban en taxi y fueron llevadas por delante por una camioneta de asistencia en 2012.
El accidente que derivó en la muerte de los dos reporteros cordobeses el jueves puede ser considerado indirecto, pero no cambia las sensaciones que genera una tragedia.