La derrota ante Alemania dejó un sabor amargo anoche entre los argentinos que salían del Maracaná y recorrían las calles de Copacabana. Así lo relató Juan Carlos Díaz, conocido en aquellas playas como Juanky da Gema en diálogo con La Capital. Poco antes de las 23, hora argentina, el joven de barrio Ludueña y radicado en Brasil que convocó al banderazo el sábado antes del encuentro de la final, sostuvo que se vivieron momentos de tristeza que luego se fueron apagando.
"La primera hora después del partido fue de mucha bronca", dijo Juanky en función de lo que puso observar en ciertas zonas cariocas que, en los últimos días, estaban pobladas de gente con la camiseta albiceleste. No obstante, esa sensación fue desapareciendo a medida que iba pasando el tiempo. Más aún porque la presencia de los referentes teutones era menor que la de los argentinos. "No les daba tanto para cargarnos", sostuvo Juanky acompañado por un grupos de jóvenes de Rosario y otras poblaciones que se conocieron en las fiestas interfacultades y decidieron emprender viaje a Brasil en busca de compartir la gloria con el equipo nacional (ver aparte).
Claro que el principal problema fueron los brasileños que les devolvieron las cargadas y alentaron por Alemania. "Por eso muchos decidieron escapar de ese asedio y regresaron al país", indicó el chico de Ludueña que vive en Río de Janeiro desde hace tres años.
Conocedor del rubro hotelería y con muchos contactos en el sector al ser relacionista público de hostels, sostuvo que "mucha gente decidió regresar antes a pesar de que tenía una o dos noches más de reserva".
De a poco, la presencia argentina se fue apaciguando, aunque cientos de personas también exteriorizaron su alegría por el subcampeonato. Fue un resabio de la Fan Fest donde miles de argentinos concurrieron a ver el partido a orillas del mar.
La tarde había empezado con mucha expectativa y ansias de triunfo. "Te copamos Río. Brazuca te querés morir", se había escuchado, por ejemplo, por parte de Marcos, un tucumano que desde hace varios años está radicado en Córdoba y que fue uno de los compatriotas que llegó a Brasil para alentar a la selección.
Dueños. Los cariocas sabían que los "hermanos" llegarían a su ciudad, pero jamás se imaginaron que se adueñarían de ella. Ayer la ciudad era un hormiguero de argentinos que arribaron incesantemente desde la madrugada. "Nunca habíamos visto una cosa así en el Mundial. Estamos enloquecidos, espero que todo se desarrolle con normalidad", había expresado una joven cordobesa radicada en Río.
“Me vuelvo a Rosario con una sensación dolorosa”
Alejandro Arroyo, un joven que hace poco se recibió de médico en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) regresaba ayer de Río de Janeiro cuando habló con La Capital. Junto a un grupo de amigos había salido de la ciudad el pasado miércoles para arribar a la zona de Copacabana el viernes a la noche. “Me vuelvo a Rosario con una sensación dolorosa porque Argentina jugó bien”, confesó mientras abordaba un Ford Fiesta.
El conjunto de jóvenes estaba integrado por 12 personas no sólo rosarinas. “Somos también de Paraná, Santa Fe capital y Formosa. Los amigos se fueron sumando en el camino”, expresó.
Iban en dos vehículos, el Fiesta y una camioneta Volkswagen Sharan. “La pasamos muy bien, pero jamás nos imaginamos que el equipo de (Alejandro) Sabella se iba a volver sin la copa. Se merecía ganar y tuvo muchas oportunidades de gol”, indicó.
El muchacho también sostuvo que notó que los brasileños “estaban un poco ásperos” con las bromas hacia la hinchada argentina. “No pudieron admitir que somos mejores y buscaron cualquier excusa”, remató.
Más allá del subcampeonato, en el grupo no se perdió el fervor y todos sus integrantes volvieron entonando los nuevos cánticos que aparecieron en las últimas horas.