Guillermo Tornatore se cuenta entre los empresarios rosarinos exitosos. Tiene un lema que lo define por entero: “Lo importante es la actitud”. Atraído por los desafíos, este hombre de 46 años se fue a trabajar a Estados Unidos y volvió a Rosario en plena crisis de 2002 a pesar de que le estaba empezando a ir muy bien en aquel país.
En el living de su casa fundó Dattatec.com, una empresa de internet que hoy tiene 80 empleados y sucursales en todo el país. Combina su actividad de empresario del ciberespacio con ir a contar cuentos a escuelas necesitadas o recorrer la isla e idear un sistema muy simple para potabilizar el agua en ese lugar (ver aparte).
Entre sus “patriadas”, cuenta que este año viajó a Malvinas para rendir homenaje a un ex combatiente. Ahora planea una travesía al Polo Sur para plantar allí la bandera argentina.
Nació en Rosario, su papá era ferroviario, estudió técnico electrónico y tuvo una empresa de sistema de alarmas.
Cuando surgió internet empezó a hacer sitios web en Estados Unidos, donde encontró un gran mercado. Sin embargo, en ese momento se enteró de que iba a ser padre. “Lo pensé mucho y me pregunté dónde quería criar a mis hijos y desde dónde quería luchar para cambiar las cosas. Eso me hizo un click y no dudé en volver a Rosario”, rememora sentado en torno a la mesa de reuniones de su empresa, porque como el mismo explica: “No tengo oficina”.
“En Argentina existe un gran espíritu emprendedor y una importante capacidad de resolver los problemas”, subraya. “Cuando volví empezamos a trabajar para crear un hosting accesible a todos, de uso fácil”, recuerda. Así nació Dattatec.com, que hoy cuenta con 86 mil usuarios de toda América latina y el 45% de los dominios “.ar” están registrados en este hosting.
Guillermo se ríe en el amplio salón de reuniones de Dattatec, ubicado en una casa a metros de la Terminal de Omnibus y recuerda que mucha gente se cree que la empresa está en Estados Unidos y él los sorprende cuando les dice que todo se hace desde Rosario.
Después de crear el hosting fue por más y para evitar comprar softwares extranjeros y dejar las regalías en otro país empezó con el equipo de trabajo a crear los propios programas. Y después se lanzaron a fabricar servidores.
¿De dónde nace ese costado humano y solidario de este empresario que trabaja en el mundo virtual? Todo parece tener relación con una acción que le cambió su vida. Y fue que consiguió una beca y el esfuerzo de su padre que con tres trabajos pudo conseguir que Guillermo estudiara la primaria y la secundaria en el colegio San José.
Guillermo contagió su entusiasmo solidario y hoy las acciones que empezó se replican en toda Latinoamérica donde está Dattatec.com. Una de ellas consiste en contar cuentos. “Cada uno elige una institución como una escuela, un geriátrico o un hogar de chicos y se ofrece a contar cuentos, y nos reciben muy bien”, señala.
Todo esto nació cuando Guillermo leyó una carta de lectores en La Capital firmada por una maestra de una escuela marginal. Allí contaba que había conseguido las entradas y hasta el almuerzo para llevar a sus alumnos a Temaikén, pero que no lograba que alguien solventara los pasajes. Este dato bastó para que Guillermo se contactara con aquella maestra y se ofreciera a pagar el viaje. “Cuando fui a la escuela me conmoví _ confiesa_ porque reviví mis primeros años que pasé en una escuela muy parecida a esta”. Desde entonces empezó a ir a la escuela a contar cuentos a chicos y trasladó el proyecto para que participaran los empleados que quisieran.