La nueva Guantánamo de Obama en EEUU ya genera controversia

Washington. — La futura prisión para terroristas en suelo norteamericano anunciada por Barack Obama ya tiene apodo. "Gitmo North", ese es el nombre que le han dado las voces críticas al nuevo Guantánamo en el país. Desde que el gobierno dio a conocer su intención de trasladar a prisioneros que hasta ahora se encuentran en la base de detención en Cuba a una prisión de alta seguridad en el Estado de Illinois, el fantasma del horror de que se puedan cometer ataques terroristas en suelo norteamericano vuelve a resurgir en las almas republicanas.

De poco sirve saber que los prisioneros que hasta el momento podían tomar sol tranquilamente en la cálida isla como si estuviesen en un Club Med —tal es la visión de los conservadores—, en un futuro estarán expuestos al frío invierno de Illinois. "El pueblo estadounidense no quiere importar terroristas peligrosos a su suelo", afirma, categórico, el líder de la bancada republicana, John Boehner, como si se estuviera discutiendo si permitir o no que genocidas se paseen plácidamente por las calles de Estados Unidos.

Obama quiere deshacerse de Guantánamo, pero el cierre de la cuestionada prisión se retrasa y no podrá efectuarse hasta que los presos sean trasladados, lo que sucederá en algún momento de 2010. El gobierno espera poder cerrar el capítulo tras la adquisición del centro correccional Thomson, en la apartada comunidad de Thomson, en el límite con Iowa. Se estima que serán 80 los actuales presos de Guantánamo que serán trasladados a Thomson. Se trata principalmente de dos grupos: uno que será juzgado por un tribunal militar dentro de la prisión y otro compuesto por reclusos que Obama, siguiendo el ejemplo de su antecesor, George W. Bush, optará por mantener bajo arresto por tiempo indeterminado sin que sean procesados, debido a que no existen pruebas fehacientes como para iniciar un juicio. Para hacer ingresar en Estados Unidos a presos que no serán juzgados, Obama precisa que el Congreso le dé luz verde. Deberá apoyarse en los demócratas, ya que será imposible contar con los republicanos.

En la izquierda también reina la decepción, si bien por razones muy distintas. Lo que se critica es que la acumulación de presos  sospechados de terrorismo, que  no serán juzgados, implica lisa y llanamente la creación de un nuevo vacío judicial. Es decir, un “Gitmo North”.