El centro Simon Wiesenthal, conocido por perseguir y destapar en todo el mundo a criminales y colaboradores del régimen nazi, comenzó ayer en Alemania una campaña informativa para facilitar la búsqueda y detención de los criminales nazis aún impunes. Bajo el lema de "Tarde, pero no demasiado tarde. Operación última oportunidad II", los organizadores hicieron un llamamiento a la población para ayudarles en su búsqueda. "Algunos de los criminales siguen libres y vivos. Ayúdenos a llevarlos ante la Justicia", se puede leer en uno de los 2.000 carteles informativos que prevé colgar en Berlín, Hamburgo y Colonia a lo largo de dos semanas el centro Simon Wiesenthal. La campaña Operation Last Chance II (Operación última oportunidad) ofrece una recompensa de hasta 25.000 euros (32.000 dólares) por pistas que ayuden a ubicar nazis. La iniciativa se lanzó ya en Austria, Polonia, Rumanía, Hungría, Croacia, Lituania, Estonia y Letonia. Las expectativas no son muy elevadas dado que los organizadores asumen que la mayoría de los criminales nazis han fallecido.
El impulsor de la campaña, Efraim Zuroff —director del Centro Wiesenthal en Israel y uno de los cazadores de nazis más conocido del mundo— calcula que hay aún entre 60 y 120 criminales nazis con vida en Alemania. Estas personas tendrán actualmente cerca de 90 años o más. "Ahora es algo más fácil detectar a criminales nazis en Alemania", declaró Zuroff al dar el pistoletazo de salida a la campaña. "Tras el juicio de Ivan Demjanjuk en Munich 2011 se modificaron las bases legales. Ahora es suficiente con la prueba de que esas personas trabajaron en campos de exterminio o en comandos de la muerte. Antes era necesario demostrar que el sospechoso había cometido un crimen concreto", explicó Zuroff. La campaña sólo se pondrá en marcha en Alemania, al constatar, lamentó Zuroff, la falta de voluntad política de la mayoría de los países de entorno, en cuyo suelo también se levantaron campos de concentración.
Justicia tardía. La comunidad judía alemana celebró la campaña. "Se trata en último término de hacer justicia. Y la justicia no tiene fecha de caducidad", dijo el presidente del Consejo Central de los Judíos alemanes, Dieter Graumann. Graumann consideró que en Alemania se tardó demasiado en juzgar a muchos responsables de crímenes nazis. "Lamentablemente, en la Justicia de la posguerra se cometieron graves descuidos", criticó. "Con demasiada frecuencia se miró para otro lado con tal de no tener que denunciar siquiera a muchos criminales. Pero es mejor tarde que nunca. Un comportamiento inhumano no debería quedar jamás impune", dijo el líder de los judíos alemanes. Dos casos, uno en Hungría y otro en Alemania, demostraron recientemente que la búsqueda de justicia no descansa.A mediados de junio, la fiscalía de Budapest acusó a Laszlo Csatari, de 98 años, por su presunta participación en la deportación de 12.000 judíos hacia los campos de la muerte. El anciano, detenido hace un año, rechaza las acusaciones y será juzgado a partir de septiembre. En Alemania fue detenido en mayo Hans Lipschis, de 93 años, acusado de trabajar en el campo de exterminio de Auschwitz. Lipschis, sospechoso de complicidad de matanzas, afirma que sólo era cocinero.
Polémica. La detención de Lipschis desató un debate en Alemania sobre el sentido de una justicia tan tardía. Algunos evocaron el malestar de ver que se juzga a ancianos casi postrados. El ex guardián del campo de Sobibor, John Demjanjuk, conocido como Iván el terrible y condenado en 2011 a cinco años de cárcel, tuvo que comparecer en silla de ruedas o en camilla y murió en la cárcel un año después.
La condena de Demjanjuk por complicidad en el asesinato de 25.000 judíos. creó la jurisprudencia en la que se apoya el Centro Wiesenthal. El tribunal consideró que por su mera función de guardián en el campo de Sobibor, Demjanjuk era co-responsable de las muertes ocurridas en ese lugar, a pesar de la ausencia de pruebas y testigos. Se trata de un "principio soviético y no democrático", denunció el abogado francés Serge Klarsfeld, otro célebre "cazanazis" que dijo que la sentencia le dejó un gusto "amargo". "La Justicia alemana es tan dócil como en los años 50 y 70", agregó. "En una época en que se podía juzgar a los criminales Alemania no hizo su trabajo. Hoy los quiere juzgar pero ya no hay más", explicó. Klarsfeld destacó que los posibles criminales nazis todavía libres eran muy jóvenes durante la guerra y por lo tanto ocupaban funciones subalternas. "Es irrespetuoso e indecente ofrecer 25.000 euros para obtener información", criticó a su vez el historiador germano-israelí Michael Wolffsohn.
Pero según Zuroff, "el tiempo no disminuye la culpabilidad de esos asesinos". "No hay que ver en esa gente ancianos débiles sino pensar que en el apogeo de su fuerza física desplegaron toda su energía para matar a inocentes", insistió.
Desde el juicio de los responsables del Tercer Reich en Nuremberg (1945-1946), 106.000 nazis o soldados alemanes fueron acusados de crímenes de guerra.