Dueños de bares y restaurantes rosarinos elevaron la queja al municipio por la falta de taxis, sobre todo los fines de semana y en horario nocturno, ya que entienden que perjudica a su actividad que, si bien está remontando, aún sigue con restricciones. Por eso, pidieron al Ejecutivo que controle mejor a los titulares de las licencias: Movilidad ya detectó que al menos 800 chapas no cumplen las 16 horas por día requeridas para explotar el servicio público, y emitió notificaciones para que se ajusten a regla bajo amenaza de sanciones.
Con el avance de la vacunación y la baja de casos, el trabajo del sector se ha visto incrementado, siempre dentro de la restricción horaria y la limitación del aforo al 50 por ciento. Ahora que los clientes pueden salir de noche y quedarse hasta más tarde en los bares, los gastronómicos dicen que esta situación no les hace ningún favor para convertirse en un plan atractivo, más en un contexto en el que tomar el transporte público de noche es arriesgarse a sufrir un hecho de inseguridad, y con la vigencia de la ordenanza de alcohol cero.
“La situación de la falta de taxis en horario nocturno afecta a la gastronomía y al turismo. La disponibilidad de un medio de transporte público que sirva para las demandas del ciudadano y el turista en dicha franja horaria debe ser cumplimentada”, dijo Carlos Mellano, presidente de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica de Rosario.
Por eso, pidieron que el municipio audite con mayor firmeza el funcionamiento de taxis en horario nocturno, por sobre todas las cosas, para de esa manera otorgar una mejor experiencia a quien decide salir a comer y beber algo. “Es necesaria una reorganización de los esquemas de trabajo y horarios de los servicios frente a las flexibilizaciones de las medidas de restricción, que causaron una mayor circulación de los ciudadanos”, apuntó Mellano.
En ese sentido, apoyaron todo lo que implique incrementar la frecuencia hasta la necesidad que tiene la demanda en el servicio, que dada la finalización prematura, se concentra toda en los mismos horarios que es el de finalización de la actividad: domingo a jueves debe quedar el salón a la 1, y viernes y sábados a las 2. “Entendemos que el servicio de taxi ha sido uno de los sectores fuertemente afectados por la pandemia y la baja de circulación en las calles, de la misma manera en la que este hecho ha afectado al sector gastronómico”, analizó el referente.
En virtud de ello, el titular de la asociación señaló que “se necesita de un trabajo conjunto entre todos los actores involucrados, que permita esta reorganización en virtud al reposicionamiento de Rosario como destino turístico, pensando en un futuro en el que las actividades que tenían lugar en la ciudad y que permitían un flujo de circulación de personas, vuelvan a acontecer y puedan, de esta manera, reactivar a las actividades afectadas por la pandemia”.
En tanto, recordó que “Aehgar ha participado siempre de actividades que refuerzan los aspectos indispensables de la movilidad, su eficiencia y seguridad en pos de que los ciudadanos puedan contar con las garantías necesarias para disfrutar de nuestros servicios”.
Por su parte, desde la Unión Gastronómica de Rosario (Ugar) detallaron que en el horario de corte se ve mucha gente esperando taxis en las esquinas. “Te dicen que no vuelven a salir sin el auto, porque prefieren arriesgarse a que le hagan una multa por alcohol cero antes que esperar un coche eternamente. Y no es solo que no hay taxis, es lo que encarecen la salida, en un contexto en el que no hay mucho dinero”.
Además, apuntaron que esta norma también los perjudica si no hay movilidad alternativa para que usen los clientes. “Muchos grupos de amigos dicen que no salen porque hay alcohol cero. Estamos a favor de la medida, siempre y cuando el transporte público funcione bien. Pero acá es un gris”, comentó un gastronómico de ese grupo.
Piden que se termine la restricción horaria
Además de la falta de taxis, los gastronómicos también aprovecharon para quejarse por las limitaciones al horario de cierre que se siguen sosteniendo, aun con una cifra baja de casos. “Es increíble que sigamos con restricciones de horarios. Covid ocupa solo el 5 por ciento de las camas. Ya es prohibir por prohibir. El mensaje es que la gastronomía paga los platos rotos de los baleados, accidentados y acuchillados”, dispararon desde Ugar.
El actual mandato de la provincia para el sector es que viernes y sábados el último cliente ingrese a la 1, y a las 2 quede el salón vacío. El resto de la semana, el último ingreso es a las 0, y los comensales deben retirarse a la 1. En el interior de los locales, puede haber hasta 8 personas por mesa. En el exterior, hasta 10. Adentro, el factor ocupacional es del 50 por ciento, mientras que afuera solo tiene que cumplirse la distancia entre mesas de 1,2 metro.