La defensa del ex presidente Fernando de la Rúa aseguró ayer que es "absurdo" pensar que se pagó un cohecho millonario a cuatro senadores para aprobar la ley de reforma laboral en el 2000, y sostuvo que "el hecho no existió".
La defensa del ex presidente Fernando de la Rúa aseguró ayer que es "absurdo" pensar que se pagó un cohecho millonario a cuatro senadores para aprobar la ley de reforma laboral en el 2000, y sostuvo que "el hecho no existió".
"Es absurdo hablar de un cohecho millonario a cuatro senadores cuyo voto no era necesario porque había amplísima mayoría", justificó la abogada Valeria Corbacho, defensora del ex presidente, al comenzar su alegato ante el Tribunal Oral Federal Nº3, que se extenderá otras jornadas.
En tanto, se conoció que De la Rúa asumirá la semana próxima su propia defensa en el juicio por coimas en el Senado, cuando concluya el alegato que iniciaron ayer sus defensores.
El ex mandatario, quien durante años ejerció la abogacía como penalista, tomará la palabra el martes venidero ante el tribunal oral, último día asignado por los jueces para su exposición.
Deformación. Según señaló la abogada, la misma que el lunes defendió al maquinista del tren Sarmiento Julio Benítez, el "hecho no existió".
"Se ha hecho una deformación de este tema, se habló del Senado comprado, y nada de eso hubo", sostuvo la defensora en el juicio, que se reanudó luego de que la semana pasada alegara la defensa del "arrepentido" ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto, quien pidió la absolución para éste.
La abogada, que estuvo acompañada por el ex presidente (asistió a todas las audiencias del juicio), aseguró que el caso fue rodeado de "exageraciones políticas" y que "se ha puesto a la institución presidencial en una causa donde no había elementos para llegar a esta instancia".
"Se quería cerrar el círculo involucrando como sea al ex presidente, pero todo falla", aseguró Corbacho.
En otro tramo de su alegato expuso la "trayectoria de De la Rúa" y "su conocido apego a la ley", algo que —aseguró— "nadie puede poner en duda".
De la Rúa es el principal imputado en la causa y, según la acusación, fue él quien en una reunión en la Casa Rosada habría ordenado el pago de los sobornos a senadores justicialistas para garantizar la aprobación de la reforma laboral.
Cuando concluya el alegado del ex presidente será el turno de los otros acusados, el entonces titular de la Side Fernando de Santibañes y los ex senadores Augusto Alasino, Ricardo Branda, Alberto Tell y Remo Costanzo.
La fiscalía ya anunció que no sostendrá la acusación contra Branda y el ex ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, en tanto la defensa de Pontaquarto alegó que la confesión del arrepentido, con ser cierta, era la única probanza del juicio y por ende correspondía su absolución.
La semana pasada, en un inesperado alegato, Pontaquarto aseguró que el hecho no se pudo probar más allá de que su confesión fue real y responsabilizó por ello a la Justicia.
"La evidencia colectada en la causa no es suficiente para fundar una condena sin dejar un margen de duda razonable", sostuvo el abogado de Pontaquarto, Hugo Wortman Jofre, durante las dos horas que duró su alegato ante al tribunal.
El argumento de la defensa del "arrepentido" es que su relato es cierto, que todo lo que él contó es "la verdad", pero que no le correspondía a él sino a los acusadores acreditarlo con otras pruebas, y que no lo hicieron.
En su presentación, Wortman Jofre se refirió a Pontaquarto como un hombre que "vive en paz" después de haber atravesado durísimos "sinsabores" para volver a estar "tranquilo con su conciencia". Fue un alegato lleno de alusiones personales. "Formó pareja con el amor de su vida, dejó la política rentada como medio de vida y, por último, rompió con los amigos circunstanciales, reforzando sus relaciones con los amigos del alma", dijo su abogado.
En un plano más técnico, sostuvo que el ex secretario parlamentario no fue en rigor un "arrepentido", jurídicamente hablando, sino un mero "cooperador" con la Justicia.
"No condicionó su confesión a ningún beneficio procesal ni material. Confesó por el peso de su conciencia, y ahora sólo espera la benevolencia del tribunal", dijo Wortman Jofre.
Por Claudio González
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