El Paraná volvió a descender otros siete centímetros ayer, ubicándose en 1,80 metro en la zona del puerto de Rosario. Un registro que se ubica casi a la mitad de la altura media del río para enero. La persistente bajante ya preocupa a Aguas Santafesinas SA (Assa), la proveedora del servicio, que admitió que si persiste podría provocar problemas en la prestación y pidió un consumo racional.
En momentos de alta demanda por las prolongadas jornadas de calor, el descenso del Paraná empieza a merecer atención en la planta potabilizadora de Assa. Sobre todo por lo abrupto de la bajante: en lo que va del mes el nivel del río disminuyó 60 centímetros, pasando de 2,40 (el 1/1) al 1,80 de ayer; mientras que la media para esta época del año es de 3,40 metros.
Así, a las complicaciones que ya se ven en la costa con la reducción de los espejos de agua en balnearios y el poco calado en clubes náuticos, se podrían sumar inconvenientes en la toma de agua de Assa.
"Por ahora no tenemos problemas con la captación de agua. Tenemos las quince bombas trabajando con los niveles habituales, pero si el nivel del río se acerca a 1,50 podría generar dificultades", señaló el gerente de Relaciones Institucionales de Assa, Guillermo Lanfranco.
Actualmente se extraen del Paraná entre 26 y 28 mil metros cúbicos de agua por hora y, obviamente, una captación menor restaría caudal de líquido para procesar y posteriormente distribuir a través de las redes, complicando la provisión del servicio. "Si el río sigue bajando, es mayor el esfuerzo que hacen las bombas y puede verse afectada la capacidad de captación, un problema en épocas de demanda alta y exigencia muy fuerte del sistema", explicó Lanfranco.Las consecuencias se harían sentir, sobre todo, en los barrios ubicados sobre los extremos de las redes distribuidoras, que ya de por sí registran una disminución de presión en el servicio.
Experiencia. Si bien la sostenida disminución de altura que desde diciembre pasado exhibe el Paraná no es un fenómeno frecuente, hace tres años se vivió un fenómeno similar. En enero de 2009, el Paraná alcanzó 1,50 metro -altura que no había tenido antecedentes en la década- y Assa debió instalar una bomba suplementaria adosada sobre un pontón a la toma principal para mantener la calidad del servicio.
La máquina permitió compensar la pérdida de capacidad de captación, estimada en ese momento en un 10 por ciento por debajo de lo habitual.Y en mayo de ese mismo año, el panorama fue aún más complicado. El río descendió a 1,02 metro y otra vez obligó a tomar previsiones: hubo que duplicar la cantidad de bombas para extraer agua.
Consumo racional. De todas formas, Lanfranco volvió a advertir sobre la importancia de cuidar el recurso. Bajo el eslogan "si tu canilla gotea, perdemos todos", la empresa lanzó la campaña "Cuidemos el agua" instando a los usuarios a evitar derroches.
Entre otros puntos, se recomienda mantener periódicamente las canillas, llaves de paso, depósitos de inodoros o bidets, arreglando las pérdidas de inmediato. Una canilla que gotea pierde 35 mil litros por año.
Además, evitar regar las plantas o limpiar el auto con manguera, utilizando baldes en su reemplazo. Lavar el auto con manguera despilfarra unos 500 litros de agua por hora.
En cuanto a las piletas domésticas, señala que unas gotitas de cloro o agua lavandina diariamente sirven para mantener el agua y evita cambiarla todos los días.