La actitud por encima de todo
Felipe siempre tuvo una gran personalidad y un respeto muy grande por todo lo que lo rodea y por las tradiciones del rugby. En su carrera hizo valer sus cualidades técnicas, que son fantásticas, y su fuerte carácter para desarrollarse como un gran jugador.
6 de octubre 2013 · 01:00hs
Felipe siempre tuvo una gran personalidad y un respeto muy grande por todo lo que lo rodea y por las tradiciones del rugby. En su carrera hizo valer sus cualidades técnicas, que son fantásticas, y su fuerte carácter para desarrollarse como un gran jugador.
Sus cualidades físicas no siempre fueron extraordinarias. Las desarrolló para la alta competencia bastante después de su aparición en Los Pumas.
Al principio jugaba mucho con la actitud y su cabeza, que siempre fueron extremadamente fuertes. Y eso le permitió brillar no sólo en el seleccionado argentino sino en equipos importantes de Europa, como Leinster de Irlanda, donde actuó al lado de estrellas internacionales y consiguió títulos.
Es un buen tipo y un buen compañero. Lo más valioso que tuvo fue su pasión por este juego y por encima de todo la actitud.
Jugó de apertura y de centro porque se desenvolvía bien en los dos puestos. También jugó de fullback. Quizás su punto más alto fue como centro en el Mundial 2007. Nosotros lo necesitábamos ahí porque estaba acompañado por grandes jugadores como Juan Hernández, que estaba en un momento excepcional, que jugada de apertura. Junto con su hermano Manuel formaban un trío que fue muy positivo para el equipo.
Felipe es un jugador muy inteligente para leer partidos y desenvolverse en el más alto nivel, pero yo le valoro mucho más la actitud que contagia. Está siempre al ciento por ciento de lo que puede dar y deja todo en la cancha, en cualquier terreno y en cualquier circunstancia. Siempre da el máximo.
Y muchas veces está por encima de lo que él mismo puede. Eso le sirvió para desarrollar su fortaleza física y también para aprender a ser pateador. Esa cualidad al principio le costó mucho en Los Pumas y no se dio por vencido nunca. Luchó, trabajó y llegó a ser un pateador de alta jerarquía. Es un gran mérito porque cuando empezó en el seleccionado era el cuarto o quinto pateador.
Sin dudas será recordado como uno de los grandes jugadores de la historia del rugby argentino.