Se abre la puerta de una camioneta blanca y Néstor Kirchner se tira entre en la
gente. La calle Restelli, en el humilde centro comercial del barrio 9 de Abril de Esteban
Echeverría, hasta ese instante, estuvo dominada por versiones, rumores, banderas argentinas,
escarapelas gigantes en los edificios públicos y pasacalles de tributo al intendente local,
Fernando Gray.
Pero había pocas certezas sobre qué figura del kirchnerismo vendría. Como sea,
la calle comercial de ese humilde rincón del segundo conurbano le abrió el corazón a Kirchner. Y
Kirchner lo disfrutó. Durante una hora y diez minutos el candidato peronista de la provincia de
Buenos Aires se tomó como un juego de pogo rockero su cuerpo a cuerpo con los pobladores del
barrio. Besó mujeres y niños, se sacó centenares de fotos, se dejó abrazar, despeinar, fue
incansable. Y también indomable, en especial para el equipo de colaboradores que le hacen de cerco
protector —aunque no impiden el contacto— y que lo acompañan en la siempre riesgosa
aventura de andar a suerte y verdad entre la gente.
El candidato camina en el medio de una marea que hace zigzag y de pronto se mete
en el local de ropa de Adriana, que consiguió que Kirchner entrara a su local. "Lo abracé, y nos
sacamos fotos, él me dijo «mucha suerte, gracias»", contó luego la vendedora de la calle Restelli
1498.
Al mediodía en Esteban Echeverría las mujeres con niños son mayoría. Y todas
pujan por llegar al candidato: "Lo amo", fue lo que le salió a María cuando lo tuvo enfrente.
Kirchner la besó y tomándole la cabeza, concedió: "Sos hermosa". "Néstor, ojo que Cristina te está
mirando", le disparó otra mujer, que observaba la escena a tres metros de distancia. Todo es risa y
alegría en el juego de los cuerpos, las fotos, los abrazos, y el "vamos Néstor".
Verónica Iturría, militante kirchnerista y beneficiaria del sistema de los
microemprendimientos productivos, logró ponerse frente a frente con Kirchner, abrió los brazos y en
clave de Gran Cuñado, le lanzó: "¿Qué te pasa Clarín?". Kirchner la abrazó, se rió, y Verónica pudo
apenas agradecerle.
Sobre las veredas precarias, entre construcciones sin estilo y limpieza
insuficiente, camina Kirchner, desordenado, divertido, con su estilo. Camina sobre el territorio de
la Argentina mayoritaria, la realmente existente. Una barriada que accedió hace muy poco al agua
potable, a las cloacas, al pavimento. Aunque el listado de carencias continúa siendo tan grande
como la esperanza de sus habitantes.
Rodolfo Montes
La Capital