Kiosqueros de Rosario piden a la provincia que les extiendan el horario para que puedan abrir hasta las 22. Hoy trabajan de 7 a 20, igual que los comercios de rubro alimenticio, y afirman que eso les quita la mitad de las ventas, que se hacen en esas dos horas cuando las personas hacen compras de último momento una vez que ya bajaron la persiana los supermercados. En el caso de no poder hacerlo, reclaman ser recibidos por el gobierno para que escuche las problemáticas del sector.
Desde la Cámara de Kiosqueros de Rosario argumentan que con las restricciones actuales, las personas que salen de trabajos esenciales no tienen dónde comprar alimentos para prepararse la cena. Según indicaron, esto produjo una baja en las ventas de un 50 por ciento en promedio desde que empezó la restricción el 23 de abril. En tanto, los que están ubicados en inmediaciones de escuelas sufrieron una caída de entre 70 y 80 por ciento en la salida de los productos sin clases presenciales. “Los que están cerca de instituciones escolares están cerca de fundirse”, apunto Marcos Difilippo, presidente de la entidad.
El representante indicó que le enviaron el comunicado institucional al gobernador luego de que fracasara el pedido ante el municipio, que no tiene potestad para ampliar los horarios que delimita el decreto provincial (el artículo 4 lo prohíbe explícitamente) y así permitirles extender los horarios de trabajo. “Hoy cerramos a la misma hora que los hipermercados y esto afecta al sector, porque entre el 40 y el 50 por ciento de la caja diaria se hace después de que cierran estas grandes superficies. Esto va a generar que muchos colegas bajen sus persianas, y aumentará la desocupación”, advirtió.
En virtud de ello, proponen abrir dos horas más, con todos los protocolos correspondientes, y haciendo envíos por plataformas virtuales como ya muchos kioscos vienen haciendo. “Esto no solo beneficiará a nuestros negocios, sino también al vecino que podrá acercarse a un pequeño comercio del barrio a comprar artículos de primera necesidad, en vez de ir a un lugar con un horario acortado donde hay aglomeración de gente”, dijo.
Difilippo dijo que el pedido es “urgente”, ya que la situación en el sector es crítica, luego de años en los que fueron golpeados por diferentes aumentos en las tarifas y obligaciones tributarias. “Este año de pandemia ha perjudicado a los que están cerca de instituciones escolares, y sobre las peatonales y lugares céntricos. De un pequeño comercio no vive una persona, sino una familia. No somos empresarios, sino que compramos nuestro propio trabajo y pasamos 12 o 13 horas en el negocio. Por eso pedimos abrir la mayor cantidad de tiempo posible”, argumentó.
En especial, planteó el caso de las cantinas escolares, que el año pasado no pudieron funcionar. “Fueron los más afectados en 2020, y este año empezaron a trabajar de una manera diferente pero pudiendo vender dentro de los colegios. Pero sin las clases presenciales, muchas familias vuelven a quedarse de nuevo sin un ingreso. Por eso esperamos una respuesta positiva y que nos reciban para que podamos plantear todas las dificultades que tenemos”, señaló.
Por último, los comerciantes alertaron que cierran a las 20 y cuando vuelven a sus casas más de una vez las fuerzas de seguridad los han parado en un control callejero a bordo de sus vehículos. “Hay colegas que han sido informados, y otros que mostraron el permiso y los dejaron circular. Pero hay un nivel de desconocimiento de la policía que nos está perjudicando”, denunció.