Dos años después del lanzamiento de su último disco, Jorge Rojas estrenó "Mi voz
y mi sangre". Se trata de su tercer álbum de estudio que a sólo un mes de su edición ya obtuvo un
Disco de Platino por las primeras 40 mil placas vendidas. El ex Nocheros contó a Escenario desde
Córdoba, donde está mostrando el nuevo material, el proceso de creación en el cual incluyó una
mayoría de canciones propias y al que sumó ritmos nuevos.
—¿Cuál es el concepto detrás de "Mi voz y mi sangre"?
—Llevamos dos años sin sacar un disco. Este proceso
dio como resultado un trabajo que refleja las cosas que estamos viviendo y sintiendo en este
momento. Para eso hay que gestar las canciones y darse el tiempo suficiente para la composición y
que sostenga lo que uno quiere decir. "Mi voz y mi sangre" refleja eso. Por eso el título. Hay una
zamba, una chacarera, un violín, un patio de tierra. Eso está, va a latir siempre, es parte de
nuestra sangre. En mi voz está la emoción de encontrarme con otra música, otras formas y tener
ganas de cantarlas. Este disco refleja un poco eso, todo este viaje musical, un recorrido de los
ritmos del país desde un huayno, la chacarera, un carnavalito, una saya.
—También incluiste en tu trabajo previo ritmos inéditos...
—Queríamos trabajar algunos ritmos que hasta ahora no
los habíamos hecho. Por eso hemos trabajado una rumba y un tinku. Así nació "Flor de amancay" que
es un tinku. Hay canciones de amor, una chacarera. También está "Viejo coplero", porque mi viejo
siempre fue muy particular para decirnos las cosas a través de una copla. Con mis hermanos
empezamos a recordarlas y a armar una canción.
—¿Por qué arriesgar e incluir esos ritmos? ¿No resulta más fácil
seguir el camino conocido y seguro?
—No... para mí la aventura, la búsqueda y esa
experiencia de encontrarme con otras cosas es maravillosa. Yo ofrezco mi música como la vivo y como
la siento. Hay cosas que me conmueven. Gracias a Dios, a través de cantar, he podido conocer
primero mi país con todos sus paisajes, su música, su crisol de razas, el Litoral, el sur, la Puna,
Cuyo, Buenos Aires, la gran urbe, todas con su propia música. En casa tengo dos o tres tangos y
hace mucho que los canto. Eso me pasó también en el viaje de paisaje y música por Latinoamérica.
Por eso aparecen otros ritmos, esa fusión con música de Colombia, o de Cuba, como cuando hago
"Lágrimas negras". Por cantar he conocido todo esto y me lleno de muchas cosas, después termino
haciendo canciones.
—¿Qué otras diferencias tiene este disco con respecto a los primeros
de tu carrera solista?
—Considero que las diferencias de un artista, de un
disco a otro, obedecen solamente al momento que estás viviendo. Creo que cada disco fue importante
y vivido a pleno, y fue lo más grande que hicimos en ese momento porque representaba el momento y
las canciones que queríamos entregar de esa manera. Así pasamos a otro disco. Ahora queríamos tener
un alto porcentaje de canciones nuevas.
—¿Con qué te encontraste como compositor y a nivel personal después
de Los Nocheros?
—Yo aprendí muchísimo en el grupo. Las cosas que
aprendí ahí fueron una escuela gigante. Uno de los grupos vocales más queridos. Esta identidad
forma parte de lo que hice ahí durante doce años. Todo lo que pasa hoy es un camino largo, de
canciones, de experiencia, de haber trabajado en distintos lugares, como autor, compositor para
otros artistas, para las propias. Este camino del autor y el compositor va creciendo con los
años.
—¿Cuál es tu relación hoy con ellos?
—Fue un ciclo que se cumplió, con las cosas buenas,
buenísimas, las malas y las peores, pero se cerró. En lo personal quedé con una relación con el
Negro Rubén (Ehizaguirre). Nos llamamos siempre, charlamos, nos visitamos y nos reímos de las cosas
que nos pasaron. Con Mario (Teruel) un poco menos, cada tanto nos mandamos un saludo, y con Kike
(Teruel) no he vuelto a hablar.
—¿Habrá tango en el próximo disco?
—No... no sé... (ríe) cada tanto y de entrecasa me gusta cantarlo.
Por ahí me animé a cantar un tanguito en algún escenario. Le tengo mucho respeto, es una expresión
tremenda, con tantos autores, compositores, de los más grandes que tuvo la Argentina. Por algo
recorre el mundo como lo hace. También me emociona escuchar. Tengo unos cuantos discos de Julio
Sosa. Es impresionante. Me gustan esas canciones viscerales como el tango.