Tel Aviv/Gaza. — Dos semanas después del comienzo de la sangrienta ofensiva
militar en la Franja de Gaza, Israel se encuentra ante una encrucijada: las exigencias
internacionales de un alto el fuego se hacen cada vez más fuertes y enérgicas. Pero el ejército
israelí insiste por el contrario en extender los ataques en los territorios palestinos para
infringir a la organización radical islamista Hamas el mayor daño posible.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, dijo que Israel se acerca a su objetivo
en la Franja de Gaza, pero anunció una continuación de los combates.
Según medios israelíes, un plan para la "fase tres" de la operación Plomo
Fundido prevé un ataque a las densamente pobladas ciudades de la Franja de Gaza, algo que había
evitado hasta ahora el ejército. Para "probar", las tropas terrestres entraron ayer un kilómetro en
la Ciudad de Gaza dejando al menos doce combatientes palestinos muertos tras fuertes
enfrentamientos.
Presión de un general. El general israelí Jair Galant advirtió, en una
entrevista con el diario israelí Yediot Ahronot, de un "error histórico" si la operación se frena
en estos momentos y se pronunció a favor de reconquistar parte de la Franja de Gaza en el marco de
la "fase tres". "Si paramos ahora la operación, en el próximo conflicto los cohetes (que Hamas
lanza desde Gaza) tendrán un alcance hasta Tel Aviv", advirtió al diario.
Sin embargo, cuanto más tiempo se quede el ejército en la Franja de Gaza, mayor
es el peligro de que aumenten las bajas israelíes, algo que Hamas podría convertir en un éxito. En
vista de las protestas internaciones de estos días, analistas israelíes señalaron los grandes daños
diplomáticos para Israel en el caso de nuevos ataques en Gaza, donde la cifra de muertos roza los
900 y la de heridos supera los 3.500.
Derrota en la ONU. La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada la
noche del viernes que exige un inmediato y duradero alto el fuego en la Franja de Gaza fue visto en
Israel como una derrota dolorosa. "La decisión del Consejo de Seguridad nos ata mucho las manos",
lamentó el viceministro de Defensa israelí, Mathan Vilai. Especialmente decepcionante fue que
Estados Unidos, el aliado más importante de Israel, se abstuviera en la votación.
Interna en el gabinete. La derrota diplomática profundizó aún más el abismo
dentro del gobierno israelí, que en vista de las diferencias de opinión está dividido sobre cuál es
el procedimiento correcto a seguir en la Franja de Gaza. La ministra de Exteriores, Tzipi Livni, se
pronunció, según medios israelíes, antes de que la ONU lo hiciera, a favor de declarar la victoria
y retirarse de Gaza unilateralmente. También el ministro de Defensa, el general retirado Ehud
Barak, quiere poner fin cuanto antes a la campaña, según medios de prensa. Sin embargo, Olmert
exigió una continuación de las duras batallas por aire y tierra. Al contrario que Livni y Barak,
que pese a su rivalidad deben trabajar codo a codo, él no es candidato en las elecciones que se
celebrarán en un mes en Israel y por eso tiene menos que perder.
Sin vuelta atrás. Mientras tanto, el ministro de Exteriores alemán, el
socialdemócrata Frank Walter Steinmeier, conversó con la cúpula israelí. Israel quiere evitar a
cualquier precio una vuelta al status quo previo al ataque militar, cuando diariamente caían en su
territorio decenas de cohetes disparados desde la Franja de Gaza. Y Hamas rechaza un alto el fuego
a largo plazo con Israel así como el envío de tropas u observadores internacionales a Gaza.
Israel, por su parte, no quiere vincular directamente a Hamas en un acuerdo de
alto el fuego en la Franja de Gaza, porque ello supondría darle un status o valor político al que
considera el régimen de una organización terrorista. Pero sólo unos pocos creen en Israel que sea
una posibilidad real la destrucción completa del movimiento islamista, que hace tres años ganó en
elecciones democráticas en los territorios palestinos.
Veto de Bush
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, rechazó el año pasado una
solicitud secreta de Israel por bombas especiales que deseaba para atacar al principal reactor
nuclear iraní, según el diario New York Times. Bush calmó a Israel diciéndole que había autorizado
acciones encubiertas para sabotear el plan de desarrollo de armas atómicas de Teherán.