Por tercera vez en este año, las fuerzas aéreas israelíes han bombardeado un objetivo cerca de Damasco, aunque el último ataque en la madrugada de ayer es con mucha diferencia el mayor de todos: los habitantes de la zona hablaron de intensos relámpagos de luz en el cielo y fuertes ondas expansivas. Con los ataques aéreos, no confirmados oficialmente, Israel persigue una intención clara: impedir el suministro de misiles iraníes a sus enemigos libaneses de la milicia shiíta Hezbolá.
Israel no tiene ambiciones de ningún tipo de entrar en la guerra civil siria, pero con estos masivos ataques aéreos en el corazón del país vecino del norte, se arriesga a una peligrosa escalada de la explosiva situación en la región.
Un comentarista israelí habló de "los mayores actos de guerra entre Israel y Siria desde 1973", en referencia a la guerra del Yom Kippur de ese año, es decir, en cuatro décadas. Israel y su archienemigo Irán llevan a cabo una "lucha abierta" por el territorio sirio, señaló el analista.
Porque Teherán utiliza a Siria desde hace años como país de tránsito de sus suministros de armas a Hezbolá y la mayor preocupación de Israel es que en la confusión de la guerra civil y ante la creciente desestabilización del régimen de Bashar Assad, sus peligrosas armas químicas puedan caer en manos de la milicia shiíta libanesa. Esas armas serían un factor que podría cambiar las reglas del juego, al modificar el equilibrio de fuerzas militares entre las partes.
Pero también el suministro de otras armas convencionales supone para Israel una "línea roja" que no se puede cruzar. Los últimos ataques aéreos contra un centro militar al norte de Damasco se dirigían, según la radio israelí, contra un convoy con misiles iraníes del tipo Fateh-110 destinados a Hezbolá, considerados muy precisos y con un alcance de unos 300 kilómetros. Con ellos se podría atacar desde Líbano el interior de Israel. Por eso Israel considera esas armas una bomba latente que es necesario desactivar.
Los misiles Fateh-110 pueden ser dotados de cabezas explosivas convencionales y llevar en torno a media tonelada de explosivos y "naturalmente, impactar contra Israel", señaló la periodista israelí experta en temas militares Carmela Menashe.
Mensaje enviado.El ex ministro de Defensa y ex jefe del Estado Mayor, general retirado Shaul Mofaz, señaló que el ataque envía un mensaje no sólo a Irán, sino a todos los enemigos de Israel. Hezbolá intenta expandir su posición de dominio en la región ante el colapso de las estructuras en Siria, e Irán lo ayuda en su objetivo.
El experto en Siria Eyal Zisser declaró a DPA que Assad entiende que los ataques israelíes están dirigidos contra Irán y Hezbolá y no contra Siria. "Por el momento la tendencia de todas las partes es tranquilizar la situación, pero no está claro cuánto tiempo se sostendrá", agregó.
Los suministros de armas a Hezbolá se producen desde hace años con la aprobación de Siria. Con los ataques aéreos perpetrados desde enero, Israel ha impuesto un "efectivo bloqueo" de facto contra esa provisión de armas a la milicia islamista.
Pero sigue habiendo un peligroso juego de alto riesgo: "Israel realiza un número en la cuerda floja", escribió un comentarista del diario israelí Haaretz, de línea progresista. "Intenta establecer una línea roja pero sin que la guerra siria se convierta en un conflicto armado entre Israel y el régimen de Assad". Israel debe cuidarse para no "dejarse arrastrar al caos sirio".
"No esperamos contraataques"
Ayer hubo en Israel, como todos los domingos, reunión de gabinete. Luego del encuentro uno de los participantes comentó al diario Yediot Ahronot: "No tenemos voluntad de escalar la actual situación. Estimamos que los sirios no contraatacarán. Actuamos de acuerdo a las líneas rojas que trazamos". En tanto, en EEUU, el senador republicano John McCain consideró que el ataque israelí pondrá mayor presión al gobierno de Barack Obama para que actúe en Siria.