Ayudar a los alumnos a construir su propio conocimiento es un desafío para la escuela. Alejarse de las verdades absolutas para que "aprendan a aprender" es quizá uno de los objetivos más complejos. Y la ciencia, más allá de sus estructuras y aspectos "duros", es un puente muy atractivo para cruzar a ese terreno de la comprensión, la reflexión y el análisis que en definitiva ayudan a crecer. Con esa mirada la Fundación Argentina de Nanotecnología ideó un concurso nacional para estudiantes secundarios de los últimos dos años de escuelas públicas y privadas. La propuesta es que los chicos se interesen, indaguen y escriban acerca de nanotecnología, un área estratégica de la ciencia que logra manejar la materia a escalas minúsculas para mejorar productos y materiales que se usan en química, cosmética, medicina pero también en la construcción y hasta en las pelotitas y las raquetas de tenis.
En esta disciplina la Argentina tiene un largo camino que recorrer. Se necesitan muchos científicos que la conozcan y la apliquen, de allí que sea particularmente interesante que los jóvenes sepan que existe y que no es una cosa rarísima o inalcanzable. El científico Galo Soler Illia, el nanotecnólogo más representativo del país, quien además de su intensa actividad como investigador suele dar charlas en escuelas, comenta para qué sirve este campo de la ciencia que demuestra claramente que "el futuro ya llegó".
— ¿Darle difusión a la nanotecnología por medio de concursos para estudiantes y charlas en escuelas puede estimular la vocación y acercarlos a la ciencia?
—Ser científico es una cuestión de vocación pero también de información. Es importantísimo dar charlas en las escuelas para que los chicos sepan que el trabajo de científico, además de ser divertido, apasionante y creativo como ningún otro es un trabajo muy bien considerado y bien remunerado también. Y que en Argentina se puede hacer ciencia de muy buen nivel compitiendo a nivel mundial en muchos casos. Esa pequeña contribución es a veces la que hace decidir a un pibe a seguir su vocación de científico, que en general por desconocimiento lo lleva a tomar otras decisiones, y meterse en una carrera que no le satisface totalmente.
— ¿Qué interés muestran los alumnos en estas temáticas?
—Los chicos siempre se muestran curiosos, pero tienen dudas de acercarse a la ciencia. Primero porque no la conocen. En el colegio en general les muestran muy poco y les cuentan la historia al revés. Me pasa con la química, que es mi especialidad. En general se enseña la teoría primero y se pierde de vista que la química es una ciencia experimental que explica gran cantidad de los fenómenos que nos rodean, y lo más importante ¡que es muy divertida! Por eso cuando uno les muestra cómo las cosas que suceden en la vida diaria pueden explicarse sencillamente por medio de estas ciencias o cómo usamos nanotecnología todos los días, el interés cambia y podés notarlo en la profundidad de las preguntas y comentarios que uno recibe.
—¿Cómo define a la nanotecnología?
—Surge como una combinación de diferentes saberes, ciencias y tecnologías que tienen en común el hecho de que producen, observan, estudian y aplican materiales cuyas dimensiones son de algunos nanómetros y por lo tanto se llaman "nanomateriales". Recordemos que un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro. Y desde hace varios años (¡ya en 1850!) se sabe que las propiedades de un material con tamaño nanométrico son diferentes a las de un material común. Por ejemplo: el oro es dorado, funde a 1.000 y tantos grados y es buen conductor de la corriente eléctrica. Una partícula de oro de 5 nanómetros de diámetro es roja y funde a ¡800 grados! Que si tiene 20 nm es violeta y si es una nanopartícula (así se llaman) alargada puede ser verde o azul. Esto es muy poderoso porque da otra dimensión a las propiedades de los materiales. Y los nanomateriales están por todos lados. Son pequeñas nanopartículas metálicas las que están en los catalizadores de los autos e impiden las emanaciones de gases tóxicos. Una delgada capa de algunos nanómetros depositada en los cabezales de lectura de los discos rígidos hace que se pueda guardar tanta información en tan pequeño lugar, y se lea con precisión. Las nanopartículas de óxido de silicio (una especie de "nanoarena") metidas ente las fibras de un polímero hacen que la raqueta de Del Potro sea liviana, pero pueda pegar golpes fuertes y al mismo tiempo mantener el control de la vibración. La nanotecnología se usa hasta en los test de embarazo. A veces dicen que es el futuro, y es cierto, porque hay mucho por descubrir. Pero también es cierto que como dice la canción de Los Redondos: "El futuro ya llegó".
—¿Cómo está la Argentina en esta materia, en relación a países como Estados Unidos?
—Comparados con potencias como Estados Unidos, Europa o Japón, Corea o incluso China, que es un jugador emergente muy fuerte, estamos en pañales. Nuestra dotación de científicos dedicados al área no llega a los 300 investigadores y otros tantos becarios, que es lo que tiene una universidad norteamericana de buen nivel. En Latinoamérica, por cantidad de producción y gente, estamos por detrás de Brasil y cerca de México. Sin embargo la producción de "nanociencia" argentina es de muy buena calidad, y se está expandiendo, en parte gracias a que hubo mucho interés en el área, y políticas sostenidas en el tiempo.
— ¿Y el futuro inmediato?
— Lo veo bien si se mantienen las políticas de considerar a la nanotecnología como un área estratégica (y lo es) y se aprovecha lo ganado en la creación de nuevos grupos de investigación, la formación de recursos humanos y se hacen esfuerzos para mejorar el equipamiento. Ya se está comenzando a transferir el conocimiento a las empresas. Creo que el rol de los inversores es clave para el desarrollo real de la nanotecnología nacional. Para esto es preciso que las empresas se den cuenta del potencial de estas tecnologías. Ahí está nuestro límite, en lograr que la buena nanociencia que se hace pueda cristalizarse en emprendimientos y productos nuevos. Tenemos la ventaja del pensamiento flexible argentino pero la desventaja de que partimos desde atrás, y de nuestra poca capacidad para organizarnos.
— ¿Por qué a un chico puede interesarle la nanotecnología?
—Porque es el futuro. El "nanomundo" es una fuente inagotable de nuevos conocimientos que van a impactar en todas las disciplinas: la química, la física, la ingeniería electrónica, la medicina. La nanotecnología va a cambiar nuestra manera de ver y de atacar los problemas importantes de la humanidad: los alimentos, el medio ambiente, la producción de energía y tantos otros. Y va a modificar nuestros conceptos de cómo se producen las cosas. Imaginemos que podemos coser celdas solares en nuestra ropa, pintarlas sobre una pared o directamente hacerlas crecer en un parque. Resolver estos problemas requiere gente que sepa de todas las disciplinas, y que trabajen en equipo, en red. Es el desafío de nuestro siglo.