El flujo de Inversión Extranjera Directa (IED) hacia la Argentina se redujo en 2013 un 25 por ciento anual, hasta los 9.000 millones de dólares, debido a la disminución de las apuestas del sector minero en proyectos en el país, y las esperanzas para la recuperación futura están puestas en el gas de esquisto que se obtendrá en Vaca Muerta.
Así lo indicó ayer un informe sobre las Inversiones en el Mundo 2014 elaborado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo, publicado por el organismo internacional en Ginebra, la capital suiza.
Si bien el documento internacional no menciona al yacimiento de Vaca Muerta, expresa la importancia que tendrán los hidrocarburos no convencionales para que la Argentina recupere desde este año y en adelante la llegada de capitales extranjeros.
Argentina no figura entre los cinco países de América Latina y el Caribe (Brasil, México, Chile, Colombia y Perú) que más inversiones extranjeras recibieron en 2012 y 2013, pero sí aparece en el quinto lugar de las naciones que más dinero volcaron internamente a sus economías, por detrás de México, Chile, Colombia y Venezuela.
El país había logrado un flujo de inversiones extranjeras directas por unos 5.759 millones de dólares promedio por año entre 2005 y 2007; lo que aumentó a 11.333 en 2010; bajó a 10.720 en 2011; mejoró a 12.116 millones en 2012; y volvió a descender a 9.082 en 2013.
El monto del año pasado se ubicó en el 8,5 por ciento de la inversión brutal total en capital fijo en la economía, mientras que en 2012, por ejemplo, había alcanzado al 11,7 por ciento de ese indicador.
Oportunidades. “De cara al futuro, las nuevas oportunidades para los inversores extranjeros en los sectores del petróleo y el gas, como el gas de esquisto en la Argentina y la reforma energética en México, auguran perspectivas interesantes para la IED en la región”, dijo Naciones Unidas.
En el sector de la industria manufacturera, las empresas transnacionales fabricantes de automóviles también están impulsando planes de inversión en el Brasil y México, lo que impulsa a América Latina.
En Brasil, por ejemplo, además de las nuevas inversiones realizadas por Chery (China) y Hyundai (República de Corea), otras empresas como Volkswagen, Toyota, Renault y PSA Peugeot Citro?n prevén un aumento considerable de su capacidad de producción.
En México, fabricantes japoneses y alemanes, como Chrysler, Nissan, Mazda y Honda, están impulsando un fuerte aumento de la producción.
Según se indica el documento, la IED hacia América Latina y el Caribe aumentaron un 6 por ciento en 2013, hasta alcanzar los 182.000 millones de dólares estadounidenses.
Ese fue el resultado de la combinación de un incremento del 64 por ciento de las corrientes de IED hacia América Central y el Caribe, por unos 49.000 millones de dólares, y el descenso del 6% de la IED hacia América del Sur, por un monto de 133.000 millones de dólares.
En el informe se indica también que en 2013 el volumen total de la IED en la región de América latina y el Caribe, incluidos los centros financieros extraterritoriales, se cifró en 292.000 millones de dólares.
El sur desaceleró. En años anteriores, el crecimiento de la IED fue impulsado principalmente por América del Sur, pero en 2013 las corrientes de IED dirigidas hacia esa región se redujeron, después de tres años consecutivos de fuerte crecimiento.
Uno de los principales países receptores de América del Sur, Brasil, registró una ligera disminución global del 2 por ciento.
Sin embargo, las corrientes de IED hacia el sector primario y hacia ramas de la producción como los vehículos de motor, la electrónica y las bebidas, aumentaron considerablemente, a pesar de que las inversiones en la industria manufacturera y los servicios disminuyeron en su conjunto.
Las salidas de IED de América Latina y el Caribe se redujeron en un 31 por ciento, a unos 33.000 millones de dólares, a causa del estancamiento de las adquisiciones en el extranjero y del fuerte incremento de los reembolsos de los préstamos a las empresas matrices por filiales extranjeras de empresas transnacionales brasileñas y chilenas.