Cuando el lunes a las 21.30 Marcos Renna recibió el llamado de su hijo a su celular, jamás pensó que veinte minutos más tarde iba a estar parado en la peor posición para un ser humano. Tratando de frustrar un asalto a la vera de la autopista Rosario-Córdoba, empuñó una pistola calibre 11.25 con la que no sólo abatió a uno de los ladrones sino que además causó la muerte a su hijo, quien quedó en el fuego cruzado con los delincuentes. Este doble homicidio fue el capítulo final de una situación de robo en la que el temor, la desesperación y la presencia de un arma de guerra en manos de un civil resultaron un coctel trágico.
El hijo de Marcos se llamaba Lucas Manuel Renna. Tenía 28 años y era ingeniero electrónico de la promoción 2008 de la Universidad Nacional de Rosario. Hace cinco meses se había casado con Julieta, de 26 años. Ambos viajaban en un Ford Fiesta color azul hacia la vivienda que habitaban en el country El Cielo, ubicado sobre la ruta 9, a la altura de Roldán, cuando la simple pinchadura de un neumático derivó en una tentativa de robo y finalmente en un doble homicidio. En el cruce de disparos que se produjo sobre la banquina de la autopista, la joven mujer recibió un balazo en el hombro. El segundo muerto en este hecho fue un maleante con vasto prontuario conocido por el apodo de Bruni. Fue identificado como Ricardo Javier Castaño, de 25 años, y una condena cumplida por robo calificado de 6 años y 6 meses.
En la escena del crimen secuestraron una pistola calibre 11.25, propiedad de Marcos Renna; seis vainas servidas del mismo calibre y dos casquillos de calibre 9 milímetros. Durante toda la mañana de ayer, policías rosarinos con perros adiestrados rastrearon el perímetro de la escena del doblre crimen a la búsqueda de una pistola calibre 9 milímetros que portaban los delincuentes evaluando la posibilidad que el hampón muerto fuera el portador y al ser herido arrojara la pistola. El propio jefe de la policía de Santa Fe, comisario Osvaldo Toledo, supervisó la búsqueda.
Marcos Renna, de 52 años, fue demorado en la sub comisaría 22ª, donde permaneció hasta ayer al mediodía. El caso no tiene aún una carátula definida aunque en principio Renna deberá prestar declaración judicial por el doble homicidio. Anoche estuvo frente al juez Juan José Pazos y se abstuvo de declarar.
Los tres testigos de la balacera son un ladrón que está prófugo, la esposa de Lucas Renna y su propio padre.
La hora del crimen. Lunes a las 21.30. Kilómetro 2,5 de la autopista Córdoba-Rosario, a la altura del club Los Caranchos y barrio Tango. Mano este-oeste. Noche espesa iluminada por las luces altas de los autos. Lucas Manuel Renna circulaba en su Ford Fiesta azul rumbo a Roldán junto a Julieta, la mujer con la que hace cinco meses se había casado. Imprevistamente, el auto sufrió la pinchadura de su neumático delantero izquierdo. Lucas colocó las balizas y fue controlando el vehículo hasta que lo estacionó sobre la banquina, a unos 170 metros de un eucaliptal que marca el fondo del club Los Caranchos. Envuelto por la oscuridad, el muchacho bajó del auto y fue en búsqueda de la rueda auxiliar. Pero estaba pinchada y eso le impuso pedir ayuda. Según se pudo reconstruir, tanto Lucas como Julieta llamaron a sus respectivos padres. Marcos Renna, quen vive en la zona sur y tiene una empresa metalúrgica en jurisdicción de la sub comisaría 20ª, tomó su camioneta y fue al auxilio de sus familiares.
Cuando Marcos llegó estacionó la camioneta detrás del auto de su hijo. Colocó las luces bajas para iluminar el sector izquierdo del auto, que daba sobre la autopista. A partir de ese momento, lo que ocurrió sólo lo saben Julieta y Marcos Renna. Siguiendo la cronología de lo sucedido, y de acuerdo a lo confiado por distintas fuentes allegadas a la investigación, Lucas colocó el gato hidráulico y removió la rueda averiada. En eso estaba cuando Marcos vio pasar caminando a dos jóvenes por la calle de tierra que corre paralela a la ruta, a unos 20 metros de la calzada, y en dirección contraria a la orientación en la que estaban los vehículos estacionados. La actitud de esos dos hombres preocupó a Marcos, quien sin que nadie se percatara, adoptó una actitud defensiva. En ese momento Marcos estaba parado a la altura de su camioneta, su nuera también se hallaba afuera del auto, aunque se desconoce en que posición, y Lucas trabajaba sobre la rueda.
Marcos Renna llevaba una pistola calibre 11.25 sobre la cual, se dijo, tiene un permiso de portación legal. Fuentes consultadas indicaron que la guardaba en su 4x4. Otros que la tenía en la cintura. Lo cierto es que la secuencia continuó cuando dos hombres, amparados por la oscuridad, aparecieron corriendo por la banquina.
De acuerdo a la versión oficial, eran los dos hombres que había visto Marcos Renna caminando por por la calle lateral en los instantes previos. Uno de los maleantes redujo a Lucas con un arma y la escena pasó a ser la de un robo.