Todos los desafíos del mundo actual están presentes en una pequeña comunidad. La
cercanía entre los protagonistas hace más accesibles los cambios y facilita la búsqueda de
soluciones. Los gobiernos locales ya no son sólo prestadores de servicios; son sistemas complejos
que pueden jugar un rol central en el mundo globalizado, no sólo para regular de manera eficaz lo
existente, sino para ampliar las oportunidades del territorio a través de conocimientos y acuerdos
con otras realidades afines.
El signo de esta época es la asociación y la apertura con integración de
conglomerados activos, formados por unidades simples. La integración regional puede contrarrestar
los efectos negativos de la globalización y promover el desarrollo humano para que la gente
disfrute de una vida larga, saludable y digna. El proceso requiere valores y compromisos
compartidos por todos los actores sociales. Esa convergencia de valores es una obra abierta que
necesita de un permanente esfuerzo de movilización y de creación.
Para abordar el desafío de ser comunidad integrada al mundo global y lograr una
efectiva cooperación intersectorial, una comunidad debe, en primer lugar, mirarse a sí misma. A
partir de allí, serán más fáciles las asociaciones de municipios y la creación, a través de ellas,
de regiones económicamente activas.
Partiendo de esta certeza, en 2003 iniciamos nuestro trabajo con municipios a
través del Programa Auditoría Ciudadana. Los destinatarios del programa son los ciudadanos y sus
gobiernos locales, quienes, a partir de un mapa de fortalezas y debilidades elaborado sobre la base
de sus propias deliberaciones, desarrollan conjuntamente acciones concretas para mejorar prácticas
que hacen a la calidad de su democracia. Y hablar de calidad de la democracia es, ante todo, hablar
de la calidad de las instituciones, es decir, la forma en que una comunidad decide organizar su
vida pública. El desarrollo político, social y económico de una comunidad está indisolublemente
ligado a la calidad de las instituciones. Por eso el tema de las instituciones debe ser incorporado
al diagnóstico de las realidades económicas y a cualquier diseño de políticas: no puede haber
buenas políticas si no hay buenas instituciones. Aprender a evaluar nuestras instituciones es el
primer paso para modificarlas y perfeccionarlas. Mejores instituciones es mejor calidad de
vida. La experiencia de nuestro trabajo que ya alcanza a unos 80 municipios argentinos
—que suman casi 13 millones de habitantes— indica que la Argentina tiene gran
potencialidad para favorecer los procesos de integración.
Pero más allá de cuestiones comerciales o tributarias, es imprescindible
considerar factores políticos, sociales, educacionales y culturales, que hacen a la calidad de las
instituciones y, al cabo, a la calidad de vida de las personas. Sin esa suma de elementos no habrá
una verdadera integración, simplemente habrá acuerdos, tratados y convenios. Para avanzar en ese
sentido, la comunidad debe primero conocerse a si misma, saber hacia dónde va y definir qué
instituciones necesita para crecer. Las Auditorías Ciudadanas representan una herramienta
inmejorable para transitar armónicamente este camino hacia el desarrollo.
(*) Subsecretaria para la
Reforma Institucional
y Fortalecimiento
de la Democracia