Independiente terminó imponiendo su posición en la tabla pese al esfuerzo canalla
¿Qué Diablos! Cómo entender lo que pasa con este Central. El que le salió a jugar de igual a
igual al líder y le hizo frente hasta el minuto 75. Cómo explicar para que se entienda, que este
equipo da lo que puede y no le alcanza sin que nadie se sienta mal por ello. De qué forma hacer
entender que se trata de un tiempo crítico sin respiro. Que si bien este fútbol es muy parejo, por
algo existen las diferencias que refleja la tabla de posiciones, con Independiente arriba de todos
y Central allá abajo.
22 de marzo 2010 · 01:00hs
¿Qué Diablos! Cómo entender lo que pasa con este Central. El que le salió a
jugar de igual a igual al líder y le hizo frente hasta el minuto 75. Cómo explicar para que se
entienda, que este equipo da lo que puede y no le alcanza sin que nadie se sienta mal por ello. De
qué forma hacer entender que se trata de un tiempo crítico sin respiro. Que si bien este fútbol es
muy parejo, por algo existen las diferencias que refleja la tabla de posiciones, con Independiente
arriba de todos y Central allá abajo.
Cosa e’Mandinga. Esa pelota que viajó a la red del
arco auriazul con un roscazo de Lucas Mareque, inatajable. Inesperado también. Porque si bien el
Rojo iba por más y llegaba mejor, era impensado que el lateral izquierdo apareciera en esa posición
de gol y, encima, gritarlo.
Ahí el Diablo metió la cola. Mejor decir, mostró que las
individualidades también pesan más allá del juego en equipo. Ya venía metiéndose seguido en campo
canalla y exigiendo a Galíndez (en un remate de Leonel Núñez y un cabezazo muy bueno de Mancuello),
aprovechando que Central había mermado en su rendimiento y que estaba como queriendo cerrar el
partido en cero.
No era mal negocio venderle el alma al empate. Porque se
veía que era más que difícil ganarlo. Que no tenía armas suficientes para golpear a las puertas del
arco de Gabbarini. Que no le quedaba mal jugar abierto como Independiente, pero la pelota pasaba
por los pies visitantes sin la profundidad suficiente para desnivelar.
Y no logró apagar el fuego ganador del local, que no por
casualidad es el puntero. El que sabe sacar ventajas, el que tiene recambio y puntería. Basta con
un ejemplo, no anduvieron Silvera y Gandín, pero el Tolo Gallego puso a Núñez y el Gordo definió
con precisión a los 85’ para asegurar la victoria. En esa jugada quedó en evidencia los
presentes de ambos equipos, porque cuando Central la tuvo parecida, a los 60’, Zelaya la tiró
muy lejos al encontrar un rechazo de Gabbarini a un interesante disparo lejano de Caraglio.
Un infierno. Así se puede definir la pelea que imponen los promedios. La
que tiene por delante el canalla hasta la última fecha. Sin dudas será así y los hinchas,
jugadores, técnicos y directivos tendrán que afrontarla sin descuidar esfuerzos, entendiendo que
los resultados seguirán alternándose. Que de una derrota puede pasar a un triunfo sin escalas como
la semana pasada, al toque otra derrota golpeará, que a veces abrazarse a un empate no será mal
negocio. Pero sobre todo creyendo que al final del camino no se quemará con fuego.
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