Horacio Fumero vuela en su punteo con el contrabajo. Por eso no extraña que “Vuelos” sea el título del disco que presenta hoy, a las 21.30, en el teatro Príncipe de Asturias del Parque de España (Sarmiento y el río), con entrada libre y gratuita. “Creo que (el jazz contemporáneo) es una música que nunca será masiva”, dijo el contrabajista que integra el trío junto a Mariano Loiácono, en trompeta y Francisco Lo Vuolo, en piano.
—“Vuelos” puede sonar a una metáfora sobre la creatividad del jazz, pero ¿cuánto hay de eso y cuánto de homenaje a los pájaros?
—Un poco de las dos cosas, y también de mis viajes por el mundo para llevar mi música de un lado a otro.
—Tu trío de jazz contemporáneo tiene atmósferas muy intimistas, ¿fue tu intención crear esos climas en tus temas?
—Las composiciones ya sugieren una cierta atmósfera, los arreglos preestablecidos la precisan un poco más, pero lo fundamental es la lectura que hace cada músico (evidentemente al ser mi grupo yo elijo quien) con su experiencia (con las cartas de vuelo que posee). Lo que hace una grabación es fijar un momento preciso de creación colectiva; seguramente si se grabara en otro momento el resultado podría cambiar sin ser necesariamente mejor o peor, sólo diferente.
—Tras tu experiencia junto al Gato Barbieri, ¿qué fue lo que pudiste mamar de su conocimiento y de su talento artístico?
—Fue la primera vez que tuve la oportunidad de estar junto a un grande, y con la suerte de compartir estudios de grabación, viajes y actuaciones en grandes festivales del mundo. Yo tenía 22 años y a esa edad uno es como una esponja. No sabría precisar qué, pero seguramente mi vida no habría sido la misma de no haber tenido esa oportunidad.
—Hace tiempo que integrás “Tango Reflections” junto a Adrián Iaies. ¿Te sentís parte de una movida que intenta modificar el lenguaje del tango hacia una expresión más novedosa y superadora?
—Con Adrián nos juntamos una tarde del 2000 en mi casa en Barcelona. A la mañana siguiente estábamos en el estudio grabando “Tango Reflections ” y todo funcionó como si nos conociéramos desde hacía un montón de años. Desde entonces no hemos parado de hacer música juntos. Lo último fue la grabación del CD doble “Conversaciones desde el arrabal amargo” en dúo. En mayo pasado hicimos una gira con este dúo que abarcó España, Francia e Italia, y seguimos.
—¿Es cierto que León Gieco será invitado al grupo tanguero?
—Hay por ahí una idea y muchas ganas de hacer algo. Todavía no te puedo concretar que será, pero algo haremos seguro; nos la debemos desde la época de Los Moscos.
—¿Qué sigue después de “Vuelos”? ¿Cambiarías radicalmente tu modo expresivo en el próximo disco junto a tu trío?
—Lo que sigue es seguir haciendo música donde sea posible, nunca he planificado demasiado lo que iba a hacer, no pienso ahora cambiar de estilo. Soy de los que creen que las cosas aparecen cuando no las buscás. Hay que esar atento a lo que la vida nos va trayendo.
—El jazz contemporáneo se mueve dentro de un público de culto. ¿Qué tiene que pasar para que ése género comience a ser más masivo o al menos más escuchado?
—Creo que es una música que no será nunca masiva. La audiencia va fluctuando según las épocas. Lo mejor que podemos hacer los músicos para conservar y ampliar nuestra audiencia es hacer las cosas con seriedad y profesionalidad. Lograr que la gente salga entusiasmada de un concierto ya hace mucho en favor de lo nuestro.