A su llegada al estadio de Soweto donde se rendía homenaje a Mandela ("Madiva"), fallecido el jueves a los 95 años, el presidente estadounidense, Barack Obama, estrechó la mano de los demás invitados, entre ellos el líder cubano, Raúl Castro, con el que también intercambió algunas palabras.
La Casa Blanca salió rápidamente a minimizar la proyección del gesto. "Fue un encuentro "no planeado de antemano", dijo un alto funcionario del gobierno norteamericano.
"Antes que nada, de lo que hoy se trata es de honrar a Nelson Mandela y ese fue el único interés del presidente en el funeral", agregó la fuente, que además recordó que durante su discurso el propio Obama urgió ayer a los demás gobernantes del mundo a "honrar la lucha por la libertad de Mandela respetando los derechos humanos básicos de sus pueblos".
El antecedente más cercano también lo protagonizó un demócrata en el 2000, cuando el ex presidente Bill Clinton y el líder cubano Fidel Castro intercambiaron saludos de cortesía en la cumbre del milenio de la ONU, en Nueva York.
Washington y La Habana carecen de relaciones diplomáticas desde 1961. Estados Unidos aplica un embargo comercial contra la isla comunista desde 1962.
Pero hasta el propio ex presidente estadounidense Jimmy Carter, que asistió en primera persona al inesperado saludo en Johannesburgo, quiso ver un atisbo de esperanza en el gesto.
Obama, quien al iniciar su primer mandato en 2009 hizo gestos aperturistas hacia Cuba, sorprendió a muchos cuando el mes pasado en un acto privado en Miami, capital del exilio cubano, habló de la necesidad de "actualizar" las políticas hacia la isla de Washington con un enfoque más "creativo".
El presidente Raúl Castro dijo que el apretón de manos que se dio con Barack Obama, obedece a que son "personas civilizadas".
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, había destacado poco antes del apretón de manos de ayer, la capacidad de Mandela de seguir acercando, de manera póstuma, a personalidades y países adversos entre sí.
Mandela "demostró la poderosa fuerza del perdón y su capacidad de unir a la gente y hoy lo ha hecho de nuevo", dijo Ban, muy aplaudido, ante las miles de personas reunidas en el estadio de Soweto.
El breve encuentro entre Obama y Castro aportó una nota imprevista a una ceremonia muy deslucida por la lluvia y los abucheos constantes del público al presidente sudafricano Jacob Zuma, cuya imagen soportó mal el contraste con Mandela.
"La gente cree que es un corrupto", explicó a la AFP Themba Nkunzana, de 59 años, que dejó el partido de Mandela y Zuma, el Congreso Nacional Africano (ANC), cuando este último accedió al poder.
Unas 55.000 personas asistieron al acto, pero se mostraron más festivas y bulliciosas en los alrededores del estadio y en los pasillos, a resguardo del frío, que en las gradas.
La sensación de estar ante un momento único atrajo a gente de a pie, a miles de periodistas y a celebridades como Bill Gates, Charlize Theron, Oprah Winfrey, Bono y Naomi Campbell.
"Gigante de la historia". En su discurso, Obama, primer presidente negro de Estados Unidos, calificó a Mandela de "gigante de la historia, que dirigió a una nación hacia la justicia".
Castro recordó por su lado la amistad del líder sudafricano con su hermano Fidel Castro y los vínculos creados por el apoyo cubano a los movimientos rebeldes africanos en la década de 1970.
"Jamás olvidaremos cuando (Mandela) nos visitó en 1991 y dijo que el pueblo cubano tiene un lugar especial en el corazón de los pueblos africanos", afirmó.
La presidenta Dilma Rousseff aludió a la "sangre africana" que corre por las venas de los brasileños.
"Nosotros, la nación brasileña, que tenemos sangre africana en nuestras venas, celebramos y lloramos a este gran líder que forma parte del panteón de la humanidad", agregó Rousseff, una ex guerrillera que al igual que Mandela padeció años de cárcel y brutales maltratos por parte de los militares que durante dos décadas (1964-1983) gobernaron Brasil.
En el estadio de Soweto donde se llevó a cabo el homenaje Mandela hizo su última gran aparición pública, el 11 de julio de 2010, en la final del Mundial de Futbol que España le ganó a Holanda.
El acto empezó con el himno nacional sudafricano, "Nkosi sikelel ¡Afrika!" ("Que Dios bendiga a Africa"), entonado con orgullo por los asistentes bajo una lluvia tenaz.
También se realizó un pequeño homenaje en la prisión de Robben Island, donde Mandela pasó 27 años encerrado hasta su excarcelación en 1990. En 1994 fue elegido presidente y guió a Sudáfrica a una transición pacífica del régimen racista del apartheid a la democracia multirracial.
"Cuando salió libre, Mandela se llevó de la cárcel su experiencia de convivir con diferentes razas y tendencias políticas, para pedir la reconciliación", dijo en la ceremonia Lionel Davis, un ex prisionero.
Además, en la celda en la que pasó 18 años de su vida de recluso, arde desde el lunes una vela que "simboliza el triunfo del espíritu humano", dijo a la AFP el director del museo, Sibongiseni Mkhize.
La celebración abrió cinco días de homenajes antes de su entierro, el domingo en Qunu, un poblado donde Mandela pasó una infancia feliz y del que se fue cuando murió su padre.
"Qunu era todo lo que conocía, y lo amé de la manera incondicional en que un niño ama su primer hogar", explicó en sus memorias, "El largo camino a la libertad".
Taxativo
Durante su discurso en honor de Mandela, el presidente Barack Obama fustigó a los regímenes totalitarios. "Hay demasiados líderes que claman solidaridad con la lucha por la libertad, pero no toleran la disidencia de su gente", aseveró, acepción que hizo pensar que, a pesar del apretón de manos, una reconciliación entre Estados Unidos y Cuba difícilmente sea inminente.