Este Newell's no afloja y es el nuevo puntero del torneo argentino porque tiene un sello de fútbol incorporado y patrones de referencia que amplían su horizonte y potencian sus aspiraciones. Hay caciques, que no esquivan responsabilidades, y se hacen cargo para marcar el camino y conducir al equipo. En cualquier circunstancia, en cualquier cancha. El conjunto rojinegro cuenta con jugadores de enorme peso específico que se transforman oportunamente en certeros manuales de dirección. Respetando las bases de su filosofía. Gabriel Heinze y Maxi Rodríguez son caudillos positivos que comulgan con una misma idea futbolística, que profesan su pasión por los mismos colores y que ayer demostraron, en una noche especial para ambos por otros motivos, que continúan liderando un fantástico proceso que aún levanta signos de admiración. Con goles y todo.
El Gringo y La Fiera fueron dos de los grandes protagonistas que tuvo la importantísima victoria leprosa por 3 a 0 sobre Gimnasia de La Plata en el Parque, que le permitió al conjunto de Alfredo Berti trepar a los más alto de la tabla de posiciones. En soledad. Con ambición, paciencia y merecimientos. Con la convicción de que está recorriendo un camino que ya conoce y que no está dispuesto a negociar. Un síntoma de madurez e inteligencia que distingue los primeros pasos de este nuevo proceso.
Newell's tiene diagramada alrededor de estos jugadores una estructura de sostén que actúa como un gran impulsor anímico. Porque Heinze y Rodríguez convierten su experiencia en motivación y conocimientos hacia su entorno. Y lo saben transmitir no sólo desde el juego, sino también desde lo temperamental.
Son grandes figuras, con sangre rojinegra en estado de ebullición, con lazos de cuna indelebles como líneas directrices, que retornaron al terruño originario para inventar este presente fantástico, que sigue despertando ilusiones en un pueblo entero que aplaudió de pie los últimos minutos en el Coloso.
Es que Newell's ganó, goleó y por ratos gustó. Y fue Heinze el que desató el partido, casi de rodillas, con un cabezazo en el área chica tras un córner desde la izquierda de Figueroa. Fue la determinación del Gringo, que regresaba después de la lesión en la rodilla que lo alejó casi dos meses, el crucial punto de partida de este gran triunfo.
Y fue La Fiera, justo en su partido número 100 con la casaca rojinegra, el que aumentó el delirio y la ventaja, con una corajeada en la que participó Aquino, y que Maxi definió de frente al arco del desprotegido Monetti. Nadie como él merecía ese gol, ese festejo y la ovación que se llevó del parque Independencia.
Sobre el final, Cruzado amplió la brecha, pero la victoria leprosa se había labrado bastante antes. Con el aporte, lleno de vitalidad, de los más experimentados.
Este Newell's sensación, que no quiere que le saquen la corona, pone en evidencia que viejos son los trapos, que sigue perfilando nuevos sueños y que está decidido a seguir dando pelea, de la mano de sus caudillos de siempre.