Las colonias de vacaciones están trabajando a pleno en los 8 predios
municipales. Ya suman 6 mil inscriptos y aún quedan chicos en listas de espera. Los coordinadores
aseguran que aumentó la cantidad de chicos respecto al año pasado. "Generalmente el cupo se llena
en enero, pero en esta oportunidad el 20 de diciembre ya no quedaba lugar", comentaron.
La Dirección General de Recreación y Deportes, dependiente de la Secretaría de
Promoción Social de la Municipalidad, puso en marcha las colonias de verano y las escuelas de
natación. A partir del 15 de diciembre quedaron abiertos los predios municipales con piscina. En 4
de ellos se desarrollan colonias y en 5 clubes sociales y deportivos se llevan a cabo ambas
propuestas.
Las iniciativas tuvieron gran aceptación. En las colonias hay 6 mil inscriptos
de entre 6 y 12 años, en las escuelas de natación 3 mil mayores de 13 años y 4 mil adultos mayores
hacen gimnasia en el agua. Las actividades culminarán el 15 de febrero.
Juegos, deporte y pileta. Una jornada en una colonia de vacaciones transcurre
entre juegos recreativos, deportes como básquet, fútbol, handball y vóley, pileta, clases de
natación y la infaltable merienda.
La coordinadora de las colonias del Parque del Mercado (Cepeda y Gutiérrez),
María Eugenia Romacio, contó que allí concurren "cerca de 700 chicos y hay 20 en lista de
espera".
La mañana arranca a las 9.30 con juegos. "Yo me levanto a las 8 para llegar",
cuenta Melina Torres, de 10 años. La actividad recreativa se alterna con el deporte hasta que llega
la hora de la pileta, que es la más esperada por los chicos de todas las edades. Pamela, de 6 años,
y Enzo, de 9, afirman, antes de darse un chapuzón, que "la pileta es lo mejor".
Victoria, Mailén y Rocío, las tres de 9 años, confirman que disfrutan "muchas
cosas", pero que esperan la hora de la piscina. "Nos enseñan a nadar", agregan.
Las más grandes tienen otros gustos. A Lucila, Natalia, Daiana, Agostina y
Melina, todas de 11 años, les encanta la colonia porque están "todas juntas". Dos de ellas son
compañeras de escuela, pero las demás se conocieron allí. "Me muero si nos separan. Lo mejor es
compartir y hacernos amigas", afirman con la mochila a cuestas a punto de terminar la merienda.
Comida saludable. Además de las actividades físicas, coordinadas todas por
profesores de gimnasia y animadores juveniles, los chicos tienen su rato para comer. Allí
meriendan, aunque también escuchan a los profes que les enseñan a ingerir mejor los alimentos. "No
nos dejan traer gaseosas, ni sándwiches con mayonesa o con otros condimentos. Además, un día
tenemos que traer frutas", explica con seriedad Rocío, de 8 años. A la pregunta sobre por qué rigen
esas normas para la comida, la misma Rocío responde: "Los profesores nos enseñaron que las frutas
nos dan energía para la pileta, en cambio la mayonesa y las gaseosas no". Esta es una actividad
educativa más que se inserta en medio de los juegos y deportes que realizan los chicos de la zona
sur, tanto los que viven en los Fonavi cercanos, como los que vienen de varias villas de los
alrededores.
La misma realidad se vive en los otros predios que la Municipalidad ofrece para
que todos los chicos y grandes tengan la oportunidad de aprovechar el verano.