"Mercedes Sosa me cambió la vida, me hizo entender que se podía cantar con causa", dijo Lila Downs, la cantante mexicano que se presenta hoy, a las 21.30, en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza). La intérprete mostrará por primera vez en la ciudad las canciones de su último trabajo "Pecados y milagros", un proyecto que se enmarca, como toda su discografía, en la llamada world music.
—La world music es lo tuyo, pero siempre respetando la parte folclórica de tu país, ¿cómo lograste esta simbiosis?
—Cuando empezamos a hacer este experimento había ni concepto de lo que estábamos haciendo, uno lo hace con el corazón y el público un poco va delineando lo que tú haces y lo que a ellos les gusta. Y he encontrado que las clasificaciones siguen siendo difíciles, me gusta decir que sigue siendo música de este planeta (risas) y en específico es de la provincia de donde yo vengo, yo veía que mi gente estaba sufriendo una pobreza, pero una pobreza de orgullo, eso fue muy preocupante para mí, y fue la motivación principal para empezar a componer canciones que tenían que ver con el folclore, con la raíz.
—¿Es difícil abordar la temática social sin que sea algo panfletario?
—Qué difícil, ¿no? Es verdad, mira, cuando era más joven era mas explícita en los textos, pero cuando va pasando el tiempo, como el buen mezcal, se van haciendo mejores las metáforas, espero que eso le parezca al público (risas).
—¿Chabuca Granda y Mercedes Sosa fueron inspiradoras en tu carrera?
—Sí, muchísimo, yo estaba estudiando el textil indígena, en el sur de México, y oí esa voz maravillosa de Mercedes Sosa, que nunca había escuchado. Había oído a Silvio Rodríguez, a Pablo Milanés, pero jamás a una mujer, y eso me cambió la vida, poder entender que se podía cantar con causa.
—¿Cómo se hace para que ese canto con causa también llegue a las generaciones más jóvenes?
—Es importante, porque tiene que ver con nuestro futuro, pienso mucho en eso, en qué pasará con esas canciones que fueron esenciales para mí cuando era muy pequeña, y de qué manera hacerlas que signifiquen lo mismo, pero en un contexto un poco distinto. Es un reto, especialmente con la ranchera, yo creo que la ranchera ha sido muy difícil cantarla, por eso he compuesto con mensajes importantes, pero también la música ranchera me parece esencial en lo que hago, y ahora tengo otra idea sobre esas letras un poco machistas.
—¿La música moderna actual te parece desechable o rescatás algunas cosas?
— (risas) No, creo que toda la música es válida y tiene su razón de existir. Obviamente, hay veces en que escuchas un tema que entra por la fuerza, y no lo puedes evadir, porque te termina gustando porque las escuchas en todo momento, en la televisión, en la radio, en los buses, en todas partes. Pero también hay momentos en que el ser humano necesita cosas que no son tan literales sobre la vida, y bueno, para mí ha sido importante usar la canción con causa y con cuestionamiento, nunca fui una jovencita que le gustara las cosas light, siempre me interesaba raptar el por qué de las cosas, y yo creo que hay mucha gente así que también lo desea.
—¿Cuando estás cantando en un show y ves a tanta gente que te sigue qué pasa por tu mente?
—Es importante para mí hacer una entrega de algo que me parece que puede hacer reflexionar a las personas, pero sé que el conducto por el cual yo estoy haciendo esa entrega es lo más importante, por eso viene al caso, a veces, el descanso, la buena comida (risas), el buen vino, para poder darle la emotividad que se merece ese público, para que viajes con ellos, que los transportes a ese lugar que tú crees que es clave que conozcan, emotivamente o históricamente.