Hace medio siglo se levantaba el muro que dividió Berlín durante 28 años
El 13 de agosto de 1961 la ciudad amanecía separada en dos por alambrados y bloques de hormigón. Hasta su caída en octubre de 1989, unos 136 alemanes perdieron la vida tratando de escapar.
14 de agosto 2011 · 01:00hs
Berlín.. El golpe fue secreto, imprevisto, veloz: en la madrugada del 13 de agosto de 1961, miles de soldados armados de la extinta Alemania oriental (RDA) recorrieron Berlín bloqueando calles con barricadas, alambre de púa y columnas de cemento. Así nacía hace 50 años el Muro que dividiría una ciudad y el mundo durante casi tres décadas. Las fotos tomadas en diversos puntos de Berlín en esa mañana algo nublada de domingo siguen transmitiendo hoy la perplejidad y el pánico de quienes despertaron con una pared frente a la puerta de su casa, separados de familiares, vecinos, lugares de trabajo. Los testimonios son elocuentes: "Estuve una hora mirando a los que lo construían, sin atreverme a hablarles", recordó Stefan Heyde, hoy de 64 años y entonces símbolo involuntario de la historia, al quedar retratado de niño en una famosa foto mirando la incipiente pared. "Tuve la sensación de que comenzábamos a vivir en una gran prisión".
El "Muro de la vergüenza", como se empezó a denominar en Occidente, o el "Muro de contención antifascista", como prefirió llamarlo el régimen satélite de Moscú, fue el último eslabón en una serie de medidas desesperadas para frenar la imparable huida de los habitantes de la Alemania comunista.
Fugas. Desde su fundación en octubre de 1949, más de dos millones y medio de personas habían emigrado buscando un futuro mejor en el oeste. Sólo en 1960, alrededor de 199.000 ciudadanos huyeron a la Alemania occidental. Y casi todos lo hacían pasando por Berlín. A principios de 1961, el presidente de la RDA y jefe del Partido Socialista Unificado (SED), Walter Ulbricht, acordó un posible "refuerzo de la frontera" hacia la Alemania occidental y hacia Berlín oeste y en marzo pidió "una lucha decidida contra la emigración de la RDA". Pese a esos indicios, nadie podía imaginar lo que terminó ocurriendo el 13 de agosto. Sobre todo porque apenas dos meses antes, el 15 de junio, Ulbricht lanzó una de las frases más famosas en la historia alemana: "Nadie tiene la intención de levantar un muro". Su construcción empezó en la emblemática calle Bernauer, en pleno centro de la ciudad. Para acelerar el trabajo y ahorrar parte del vallado, en esa zona se tapiaron rápidamente las ventanas de los edificios que miraban al Berlín occidental.
En la retina de todos los alemanes quedaron grabadas las imágenes de cómo muchos vecinos se tiraban por las ventanas al vacío, en una alocada carrera contra soldados y albañiles, adivinando que en el oeste les esperaba un mejor porvenir. Con los años, esas precarias formas de división terminaron en una compleja y mortífera maquinaria infranqueable, formada por un kilométrico bloque de hormigón de 3,6 metros de altura y resguardado por 302 torres de vigilancia, 11.500 soldados, una valla metálica, una cerca de púas, cientos de perros adiestrados y protecciones antitanque. Los soldados tenían orden de disparar contra todo el que tratara de fugarse.
Al menos 136 personas perdieron la vida, aunque sigue habiendo discusiones sobre la cifra real de víctimas. Desde la construcción del Muro hasta su caída, el 9 de noviembre de 1989, más de 100.000 personas intentaron huir. Sólo 5.075 lo lograron y al menos 70.000 fueron perseguidas por el régimen de la RDA. Nada de esto importó al régimen, que el mismo 13 de agosto de 1961 celebró la división. Mientras Occidente reaccionaba con tímidas protestas, el este se consideraba vencedor de la jornada y su cúpula festejaba con una gala en el mítico teatro Volksbuhne.