Gendarmería tuvo ayer su primera intervención a escala tras su retorno a Rosario. Tuvo que actuar con varios efectivos para contener la ira de unas cien personas que se concentraron en la zona oeste en una vivienda particular, para protestar y reclamar contra una mujer que los habría estafado al ofrecerles viviendas sociales a cambio de dinero. Los damnificados relataron situaciones calcadas, que comenzaron hace cuatro años con pedidos de cuatro a ocho mil pesos y el sueño de la casa propia nunca se concretó. La tensión fue en ascenso hasta que la mediación logró descomprimir el conflicto.
Los vecinos se concentraron desde temprano en la esquina de pasaje Aguilar y Matienzo, en el barrio Bella Vista para reclamarle a la dueña de casa (Lidia G.) por una supuesta estafa.
Los relatos eran por demás de coincidentes: la señora se ofrecía como intermediaria para garantizar una vivienda social en “Zona Cero”, evitando los sorteos y trámites ante organismos oficiales.
A cambio solicitaba documentación, recibo de sueldo (no excluyente), que el interesado no tuviera antecedentes penales y un adelanto de entre cuatro y ocho mil pesos. Luego vendría la entrega de la casa y desde ese entonces cuotas mensuales de $180 durante 25 años.
La mujer aseguraba tener contactos fluidos con la administración municipal y el gobierno provincial. “Mostraba papeles de todos lados y decía que era puntera política”, agregaron los vecinos.
En total, los damnificados dijeron ser más de 200. Algunos mostraban un endeble recibo, sin valor legal, fechado en 2011, momento en el cual Lidia habría comenzado a estafar.
“Hay vecinos de distintos barrios, de Ludueña, Fisherton, Acíndar, Arroyito, Casiano Casas. Todos llegamos por el boca a boca. La señora no nos citaba en una estación de servicios, nos abría la puerta de su casa, acá adentro”, relató indignada una joven madre.
El malestar se tornó colectivo cuando las promesas de entrega de la unidad nunca se concretaba. “Y vimos el otro día que el gobernador terminó de entregar todas las viviendas de la Zona Cero y no había margen para que nos den nada a nosotros”, contó otro damnificado.
Desde temprano empezó a correr el rumor que muchos vecinos iban a exigir “como sea” la devolución del dinero.
Pasado el mediodía uno de ellos arrojó combustible sobre la fachada de la vivienda y advirtió que si no había respuestas iba a prenderla fuego.
La amenaza llegó a los móviles de Gendarmería que patrullan Villa Banana, a pocas cuadras de la vivienda cercada. Cerca de las 15, los agentes federales ya estaban en el lugar para contener la situación.
Tres de ellos se apostaron en el ingreso a la vivienda. Otros tantos entraron al domicilio. Varios más estaban en la esquina. Con su sola presencia disuasoria y la mediación, el conflicto no pasó a mayores.
Adentro, la mujer y un hombre, al que algunos sindicaron como su pareja y otros como el hermano, dialogaban con gendarmes y unos pocos representantes de los afectados.
Pero la indignación y el reclamo no cesaba. “No queremos la plata, le dimos cuatro mil pesos hace cuatro años, que ahora no son nada, queremos la casa que nos prometió y esta señora jugó con nuestros sentimientos”, lanzó una madre con su pequeño hijo en brazos.
La mediación de los agentes federales logró descomprimir la tensión reinante en Matienzo al 2500. Al caer la tarde los damnificados aceptaron recibir mil pesos, con la promesa que el resto sería devuelto el martes.
“Mientras tanto habrá una guardia de la policía provincial y actuará una fiscal para investigar a esa señora”, informó el delegado de los estafados que ingresó a negociar con sus verdugos.