Carcarañá.— Bajo la premisa de “construir valor agregado a partir de
la producción apícola”, dos empresarios de Funes y Pueblo Esther se asociaron para radicar en
el parque industrial de esta ciudad la primera planta de procesamiento de miel en panal de América
del Sur. La empresa lleva el nombre de Valor Natural y acaba de ponerse en marcha. Las expectativas
son grandes, y no es para menos: más allá de todo lo que pueda lograr en el mercado local y
regional, ya tiene colocada mercadería en Bélgica y Japón, y puede salir a la conquista de los
consumidores de la Unión Europea y, en un horizonte más largoplacista, de algunos países árabes.
Hacer funcionar este emprendimiento que producirá, además, miel con
trozos de panal y miel de isla envasada, destinada primeramente a hoteles y delicatessen, demandó
una inversión de unos 600 mil pesos. Posee una capacidad de procesamiento de un contenedor por mes
y, por el momento, funcionará con una decena de personas, pero con la producción de más de un
centenar de apicultores.
Comercio exterior. Cuando el apicultor Gabriel Osatinsky y el especialista en marketing
Maximiliano Robles idearon un proyecto, hace alrededor cuatro años, lo pensaron para el comercio
exterior, donde Argentina tiene un mercado ganado, sin embargo, las primeras partidas de
elaboración serán colocadas en el mercado nacional.
“Creemos que el público va a captar la importancia del producto a
sabiendas de que la miel en panal no es tan conocida en el país, pero cuando lo conozca seguramente
lo adoptará en reemplazo de otras mieles”, consignó Robles, de Valor Natural.
Los inversores recorrieron diversas localidades con el proyecto en
carpeta hasta que la Municipalidad de esta ciudad les ofreció, en promoción, un terreno en el
parque industrial ubicado en el cruce de las rutas 9 y 26-S. “Lo instalamos en ese sitio
porque tuvimos la mejor propuesta de la región”, contaron los desarrolladores a
La Capital.
“La planta la pudimos levantar gracias a varios agentes. Pero fue
clave que hayamos logrado una alianza estratégica con la cooperativa Cosar. Los pilares
fundamentales de nuestra empresa son la calidad y una buena presentación de la mercadería a
ofrecer”, consignó Osatinsky (ver página 36).
De esta manera la firma ofrecerá los productos en los segmentos de
mercado más exigentes. “La base es saber elegir a los apicultores con quienes trabajamos,
muchos de los cuales están en zonas vírgenes donde no existen prácticamente cultivos”,
sostuvo Robles.
Básicamente, la firma se abastecerá de Cosar, un emprendimiento que
agrupa a 120 apicultores, con 40 mil colmenas. Esto les genera la factibilidad de crecer en escala.
Con esta provisión, más la de un grupo de 18 apicultores que trabajan con el protocolo del Inta,
está en condiciones degenerar 9 contenedores de 20 pies cúbicos por año (unas 13 toneladas de miel
por contenedor).