Lima.— En un inédito e histórico fallo, la Justicia peruana condenó ayer a
25 años de cárcel al ex presidente Alberto Fujimori, por la muerte de 25 personas durante la guerra
sucia contra la guerrilla en los años 90. Se trata de la primera sentencia condenatoria por casos
de violación a los derechos humanos contra un mandatario elegido en las urnas en Latinoamérica.
Los jueces del tribunal determinaron que los cargos contra Fujimori corresponden
a "crímenes de lesa humanidad", y que se demostró su "autoría mediata" en la ejecución de las
matanzas.
La sala penal especial presidida por César San Martín consideró plenamente
acreditado que Fujimori ocupó la máxima jerarquía en el aparato que ejecutó una política paralela
antisubversiva, distinta a la del discurso oficial, y que no sólo permitió las masacres del grupo
militar Colina, sino que maniobró para proteger a sus autores.
El fallo establece que, teniendo en cuenta el tiempo que Fujimori estuvo
detenido en Chile mientras se esperaba la extradición, permanecerá preso hasta el 10 de febrero de
2032, cuando tendrá 93 años.
No obstante, el abogado de la parte civil, Carlos Rivera, explicó que Fujimori
podría salir libre en 2019, a la mitad de su condena, si solicita y cumple los beneficios por buena
conducta y trabajo en prisión.
El ex presidente, por su parte, anunció de inmediato que interpondrá un recurso
de nulidad, mientras la fiscalía, que pedía 30 años, expresó su conformidad. De esta manera, el
caso derivará a la sala penal transitoria de la Corte Suprema, ante la que se iniciará un proceso
que puede durar entre cuatro y diez meses.
Además de la cárcel, Fujimori tendrá que pagar como reparación cerca de 20.000
dólares para cada hermano de los 15 muertos en la matanza de Barrios Altos, y lo mismo para los
herederos de las diez víctimas de La Cantuta.
"50 asesinatos". Las matanzas fueron cometidas por el grupo Colina, un
destacamento de militares dependiente de los servicios de Inteligencia, que Fujimori paso a órdenes
de su asesor Vladimiro Montesinos, "una persona de absoluta confianza del acusado y quien sólo daba
cuentas de sus actos al entonces presidente", según escribió el tribunal en su fallo.
El Colina, diseñado por sus superiores para la guerra sucia, cometió "por lo
menos 50 asesinatos", según recordó San Martín, aunque sólo las masacres de Barrios Altos, en la
que murieron 15 personas que participaban en una fiesta, y La Cantuta, que se cobró las vidas de un
profesor y nueve estudiantes universitarios, fueron comprendidas en el juicio, por hacer parte de
los hechos por los que Chile concedió la extradición de Fujimori en septiembre de 2007.
El fallo también señala como plenamente probada la participación de Fujimori en
las detenciones del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer, configuradas como
secuestros por las características que las rodearon.
Fujimori, de 70 años, y con hipertensión arterial controlada, permaneció
impasible a lo largo de la sesión, aunque con el recurso de tomar apuntes enfrentó poco a las
cámaras.
Para el ex mandatario la oscuridad no termina. Desde mayo empezará a enfrentar
procesos por corrupción, y los expertos estiman que en estos casos las pruebas son aún más claras.
Sin embargo, como en el Perú las penas no son acumulativas, al menos no existe el riesgo de más
tiempo entre las rejas.
Bronca y festejos. Tal como se anticipaba, el fallo dividió al país. Los
fujimoristas, liderados por su virtual candidata presidencial Keiko Fujimori, hija del acusado,
tildaron al fallo de acto "de odio y venganza". En medio de un improvisado acto, advirtieron que la
lucha apenas comienza, y afirmaron que saldrán a las calles, aunque de modo pacífico.
Según algunas encuestas, Keiko lidera las preferencias para las presidenciales
de 2011, y ya anticipó que indultará a su padre si gana los comicios.
Por otro lado, activistas de derechos humanos celebraban la sentencia contra el
"Chino". Y también festejaban los familiares de las víctimas de las masacres, ya que el tribunal
fue explícito en señalar que no tenían vínculos con el terrorismo. "Se les ha limpiado el nombre",
dijo Gisela Ortiz, hermana de uno de los estudiantes ultimados.