Fuerte crítica de la Defensoría del Pueblo al accionar del Estado en violencia de género

En apenas 24 horas una mujer murió y otra resultó con el 20 por ciento del cuerpo quemado. Ambas fueron víctimas de la violencia de género. En lo que va del año, el número de femicidios en el territorio santafesino llegó a 25 y en el Departamento Rosario suman 9 las muertes. Mientras tanto, la Legislatura sigue debatiendo la aprobación de la ley de emergencia por violencia de género, que ya tiene media sanción de la Cámara de Diputados (ver aparte). Para el director del Centro de Asistencia a la Víctima del Delito (CAV) de la Defensoría del Pueblo, Guillermo Benetti, "existe una mayor complejización de estos conflictos", y recayó sobre las respuestas que brindan los distintos niveles del Estado al considerar que "no se brinda una asistencia adecuada e integral, porque se trabaja en compartimentos estancos". Además, calificó las políticas de prevención como "inarmónicas y desordenadas", y aseguró que esas acciones "no llegan a la población más vulnerable".

Los últimos dos casos que se sumaron a las cifras provinciales se produjeron en Rosario. A Norma Hilda Herrera, una empleada de la UNR de 66 años, su ex pareja la mató este martes de tres disparos en la puerta de su casa. Y a Verónica Piedrabuena, de 25 años y embarazada de 35 semanas, su pareja la roció con alcohol y la prendió fuego.

—En el CAV asisten a víctimas delitos, entre ellos de violencia de género. ¿Cómo evalúa estas denuncias a lo largo de los últimos años?

—Hay una mayor complejización de estos conflictos, que hace un tiempo están atravesados por diferentes circunstancias y eso implica que en los abordajes interdisciplinarios que llevamos adelante no encontramos soluciones tan diáfanas como antes. Además, a la hora de orientar el conflicto hacia la sede judicial o la autoridad de aplicación que sea, nos encontramos que desde el Estado y desde las organizaciones no hay una respuesta adecuada en la asistencia a las víctimas.

—¿Qué significa eso?

—La asistencia se presta a través de compartimentos estancos que no se integran para resolver el conflicto. Esto se da en la Justicia y el Estado en sus tres niveles. Hay mucha gente trabajando en violencia de género, teorizando, algunas acciones incipientes en materia de prevención, pero no se asiste integralmente a las víctimas en todos las aristas que tienen estas situaciones. No hay una respuesta adecuada e integral del Estado. Un ejemplo fue el caso de una mujer que presuntamente era víctima de trata de personas. Sabemos que una víctima de trata está también atravesada por la violencia de género y cualquiera lo entiende así; sin embargo, cuando intentamos ubicarla en una de las dos casas de refugio para víctimas de violencia de género que tiene la Municipalidad, no la aceptaban porque era víctima de trata, que era otro delito. Eso es absurdo. Nuestra experiencia es con víctimas muy humildes y eso nos muestra que la comunicación de las acciones de prevención no llegan hasta la población más vulnerable. Hay que repensar la cuestión comunicacional de prevención de la violencia tanto de género como en términos generales. Porque los bonitos afiches, los cursos y los talleres no llegan a los que no tienen recursos.