El argentino Valentín Javier Diment, afirmó que los premios del público "son maravillosos", tras el reconocimiento que recibió su filme "El eslabón podrido" en la sección Panorama Fantástico del prestigioso festival de cine de Sitges, en Cataluña, España.
"Me sorprendió", dijo Diment a la agencia Télam después de recibir el Premio del Público del reconocido certamen catalán, referente obligado para los amantes del cine fantástico y de terror.
El éxito que cosechó en Sitges esta extraña "fábula trágica", cuyo guión es obra del propio Diment, Sebastián Cortés y Martín Blousson, es una confirmación de que el cine argentino se está haciendo un hueco en un género de gran trascendencia a nivel mundial y que hasta hace poco era algo marginal en Argentina.
"El crecimiento del cine de género en Argentina ha sido inmenso en los últimos años, y si bien todavía no se reconoce mucho en nuestro país, tiene una penetración muy grande en los festivales internacionales", destacó Diment, quien ha dirigido "El sentido del miedo" (2007), el documental "Parapolicial negro" (2010) y "La memoria del muerto" (2012).
"Los premios del jurado son muy azarosos, dependen de los gustos y de la arbitrariedad de las tres personas. En cambio, el publico es estable y ser premiado significa que la gente que vio la película disfrutó, y eso es increíble", remarcó Diment.
Para un filme argentino de este tipo, ganar un premio en un festival como el de Sitges supone "un empujón grande", reconoce el director argentino. En opinión de su autor, el "gancho" de "El eslabón podrido" con el público ha sido que la audiencia de Sitges se acercó "sin ideas previas y dispuesta a descubrir". "Es una película con un ritmo pausado, que tiene una propuesta muy particular. La gente se dejó llevar por la emotividad de las situaciones, y una vez que entraron en ese paseo, todo fluyó", entiende Diment.
El filme transcurre en un pequeño pueblo aislado en el medio del campo, donde vive una familia compuesta por un leñador, que es débil mental (Luis Ziembrowski ), su madre (Marilú Marini- una actriz extraordinaria que vive en Paris y es un milagro que esté en la peli- apunta Diment, y la hija, (Paula Brasca) que es la prostituta del pueblo.